QUINTANA ROO – 20 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una fuerte y polémica acusación contra su homólogo colombiano, Gustavo Petro, señalándolo directamente como un «líder del narcotráfico«. A través de sus redes sociales, Trump afirmó que Petro está «alentando fuertemente la producción masiva de drogas, en grandes y pequeños campos» en Colombia. Estas declaraciones han escalado la tensión diplomática entre Washington y Bogotá, ya que el mandatario estadounidense no solo lo acusó sin presentar pruebas, sino que también advirtió que su gobierno cesará «los pagos y subsidios a gran escala» que recibe la nación sudamericana, cortando una ayuda financiera vital para el país.

La Amenaza del Cese de Pagos y Subsidios
La amenaza de cesar la ayuda económica tiene un peso significativo, pues Colombia es el país sudamericano que más apoyo financiero recibe de Washington. Según datos del gobierno estadounidense, solo en 2023 se desembolsaron más de 740 millones de dólares, destinados en gran parte a la lucha contra el narcotráfico y programas de desarrollo. Trump, con mayúsculas y sin dar detalles, sentenció: «A partir de hoy, estos pagos, o cualquier otra forma de pago o subvenciones, ya no se realizarán». Además, el magnate republicano lanzó una dura advertencia sobre los campos de cultivo de drogas, aseverando que Petro «debería cerrar estos campos de exterminio de inmediato, o Estados Unidos se los cerrará, y no lo hará de buena forma».
Trump calificó a Petro como un «líder poco valorado y muy impopular, con una actitud insolente hacia Estados Unidos», e insistió en que el dinero proporcionado por Washington es «un robo a largo plazo» si no se utiliza para detener la producción de drogas. Esta retórica agresiva rompe con la tradición diplomática de cooperación y señala un endurecimiento extremo de la política estadounidense hacia Colombia. La acusación de ser un «líder del narcotráfico» contra un jefe de Estado aliado marca uno de los puntos más bajos en las relaciones bilaterales en décadas, generando una fuerte incertidumbre sobre el futuro de la colaboración en seguridad y comercio.

Las declaraciones de Trump fueron seguidas por una acción militar en el Caribe. Horas después de los mensajes en redes, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, anunció un ataque perpetrado el viernes pasado contra una embarcación en aguas internacionales, que supuestamente estaba asociada con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y transportaba «cantidades sustanciales de narcóticos«. El ataque dejó un saldo de tres hombres muertos a bordo y fue acompañado por un video que mostraba el bote en llamas. Hegseth justificó la acción al catalogar a los cárteles como «‘Al Qaeda’ del hemisferio occidental», que usan «violencia, el asesinato y el terrorismo para imponer su voluntad, amenazar nuestra seguridad nacional y envenenar a nuestra gente».
El ataque del viernes fue el séptimo realizado por Washington en el mar Caribe, lo que ha resultado en la muerte de al menos 30 presuntos narcoterroristas. El ELN, al que Estados Unidos designó organización terrorista extranjera en 1997, es uno de los grupos armados que tradicionalmente ha estado involucrado en el negocio de la droga en Colombia. Sin embargo, este tipo de operaciones unilaterales, que resultan en bajas fatales y que se ejecutan sin pruebas públicas y explícitas, intensifican las preguntas sobre el respeto a la soberanía en aguas internacionales y el alcance de la política antidrogas de Estados Unidos, generando críticas por la vulneración de la legalidad internacional.