
26 de Agosto 2025.- La Línea 11 del Trolebús Chalco-Santa Marta se encuentra en el centro de la polémica tras el anuncio de la Secretaría de Movilidad de que se realizarán modificaciones a su trazo original. Esta decisión surge como respuesta a la presión ciudadana y a las constantes quejas por el caos vial que ha generado la obra en la carretera federal México-Cuautla. El proyecto, que busca modernizar el transporte en la zona, ha provocado un severo cuello de botella que afecta a miles de automovilistas y transportistas diariamente.
La tensión alcanzó su punto máximo con una protesta masiva donde más de 400 vecinos de Chalco bloquearon la vialidad durante ocho horas. Los manifestantes exigieron de manera contundente que se reconsidere la invasión de carriles y la reubicación de la estación Amalinalco, la cual fue construida en una zona ya problemática. Esta movilización demuestra el descontento de la población y subraya la importancia de la participación ciudadana en proyectos de infraestructura de gran escala.
La paradoja del progreso: movilidad versus caos vial
El objetivo principal de la Línea 11 del Trolebús es mejorar la movilidad en el oriente del Estado de México. Sin embargo, en su estado actual, la obra ha generado una paradoja: en lugar de agilizar el tránsito, lo ha paralizado. La reducción de carriles para dar paso al transporte eléctrico ha creado un embotellamiento crónico que puede hacer que un trayecto de unos cuantos kilómetros se extienda por más de 30 minutos. La situación es crítica, afectando no solo a los municipios de Chalco e Ixtapaluca, sino a toda una región, incluyendo a las comunidades al pie de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
La Secretaría de Movilidad ha reconocido el problema, pero su respuesta ha sido parcial. Aunque se anunció que se trabajará en un nuevo proyecto para liberar un carril por sentido, no se ha mencionado la posibilidad de reubicar la estación Amalinalco, a pesar de que es un punto clave en el congestionamiento. La estación, ubicada frente a negocios y en una zona propensa a inundaciones, agrava la situación y pone en evidencia una falta de planeación integral.
Fallas en la planeación y el diálogo con la comunidad
La construcción de la Línea 11 del Trolebús ha puesto de manifiesto una falla recurrente en los proyectos de infraestructura pública: la falta de diálogo y consulta con la población afectada. La ubicación de la estación Amalinalco, en una zona de alta vulnerabilidad a inundaciones y frente a negocios que dependen de la circulación fluida, es un claro ejemplo de una decisión tomada sin considerar las realidades del terreno y las necesidades de los habitantes.
La respuesta de las autoridades, aunque positiva al reconocer el problema, parece ser una reacción a la presión, en lugar de una proactiva y bien pensada solución. La reubicación de la estación, que los vecinos piden, es un punto crucial para aliviar el tráfico, ya que se encuentra justo antes de un semáforo que da paso preferencial al trolebús.
Impacto económico y social
El cuello de botella ocasionado por la Línea 11 del Trolebús tiene graves consecuencias económicas y sociales. Las pérdidas de tiempo afectan la productividad de miles de trabajadores y transportistas que utilizan esta vía diariamente para conectar con las autopistas México-Puebla y Circuito Exterior Mexiquense.
Además, el caos vehicular genera estrés y frustración entre los ciudadanos. Si bien el proyecto promete un futuro con transporte público eficiente, su implementación ha causado un presente de caos.
Hacia una solución integral
La modificación al trazo es un paso en la dirección correcta, pero es imperativo que las autoridades consideren un enfoque más integral. Esto incluye la reubicación de la estación Amalinalco y una revisión completa del impacto vial en la zona. La inversión en transporte público es vital, pero debe realizarse con una planeación rigurosa que evite este tipo de afectaciones.
Un llamado a la transparencia y la participación
La sociedad de Chalco e Ixtapaluca ha demostrado que la protesta puede lograr cambios. Este hecho debe ser un recordatorio para las autoridades de que la participación ciudadana y la transparencia son esenciales en la ejecución de cualquier proyecto de gran envergadura. El futuro de la Línea 11 del Trolebús no solo depende de su infraestructura, sino de su capacidad para ser un proyecto que verdaderamente beneficie a la comunidad, sin causar más problemas de los que resuelve.