
Cancún, Q. R., a 15 de diciembre de 2025.
El día de ayer se conmemoró el segundo aniversario del inicio de la construcción del Tren Maya, un proyecto que, desde su concepción, fue catalogado como el «tren de la justicia social». Lo que hace apenas dos años era un ambicioso sueño, hoy se consolida como una realidad que avanza con gran fuerza a través del sureste mexicano. Esta obra de infraestructura es una de las más relevantes en la historia reciente del país y ha generado un impacto directo y palpable en las comunidades por donde transita.
En el estado de Quintana Roo, el impacto del paso del Tren Maya ha sido particularmente significativo y positivo. Su recorrido a lo largo de la entidad ha significado una fuente de prosperidad, abriendo nuevas oportunidades y generando un bienestar tangible para miles de familias que residen en el estado. Se espera que, con su operación completa, el tren cambie radicalmente la dinámica económica y social, especialmente en zonas que históricamente habían permanecido marginadas de los grandes polos de desarrollo turístico.
Conectividad y Desarrollo Turístico



Uno de los principales ejes de este megaproyecto es la conectividad. El Tren Maya ha logrado enlazar comunidades que antes estaban aisladas o tenían difícil acceso, facilitando tanto el movimiento de personas como el de mercancías. Esto no solo mejora la calidad de vida de los habitantes, sino que también impulsa el turismo en regiones del sureste que poseen un invaluable patrimonio cultural y natural, pero que carecían de la infraestructura necesaria para atraer visitantes de manera masiva y organizada.
El Tren Maya ha sido diseñado para ser un motor impulsor del turismo, ofreciendo una nueva forma de explorar la riqueza histórica y cultural de la zona. Al conectar las principales ciudades y zonas arqueológicas, permite a los visitantes realizar recorridos más completos y profundos, honrando la historia viva de la cultura Maya. Esto se traduce en una derrama económica más distribuida, beneficiando a pequeños negocios, artesanos y prestadores de servicios locales.
La celebración de este segundo aniversario es también un momento para agradecer la participación y la fe de todos aquellos que han creído en la visión del proyecto, tanto ciudadanos como trabajadores e inversionistas. El éxito del Tren Maya se debe a la suma de voluntades y a la firme convicción de que es posible construir un futuro con esperanza y orgullo para México, cimentado en la infraestructura y la inversión social.
Un Futuro con Orgullo
El proyecto no solo representa vías y locomotoras; simboliza un compromiso profundo con el desarrollo regional equitativo. El Tren Maya busca ser un catalizador para cerrar las brechas de desigualdad, asegurando que los beneficios del crecimiento económico y turístico lleguen directamente a las manos de las comunidades originarias y a las familias de trabajadores que han hecho posible esta obra. Es un acto de justicia social que mira hacia el futuro de México con optimismo.
La construcción del Tren Maya en Quintana Roo está acompañada de proyectos de infraestructura complementarios conocidos como Obras de Mitigación y Compensación Social, que tienen un impacto directo en el bienestar. Estas incluyen la mejora o creación de hospitales, escuelas, parques, mercados y proyectos de saneamiento de agua potable en las comunidades cercanas a la ruta. Esta estrategia asegura que el impacto del tren sea integral, transformando la infraestructura de transporte y, al mismo tiempo, mejorando significativamente los servicios básicos y la calidad de vida de los habitantes de Quintana Roo.






