
Una intensa tormenta geomagnética ha azotado la Tierra durante más de 36 horas, mientras en el frente ucraniano la batalla por la ciudad de Krasnoarmeisk alcanza un punto decisivo que podría redefinir el curso del conflicto.
Según informó el científico Serguéi Bogachev, del Instituto de Investigación Espacial de la Academia de Ciencias de Rusia, el fenómeno solar comenzó a las 00:00 GMT del miércoles, alcanzando niveles de perturbación G4.3 y G4.7, considerados entre los más altos del año. Aunque no llegó al nivel extremo G5, los expertos advierten que sus efectos podrían prolongarse algunas horas más. El Laboratorio de Astronomía Solar señaló que el óvalo auroral se desplaza del hemisferio occidental hacia el oriental, aunque no se esperan auroras tan brillantes como las registradas días atrás.
La tormenta, impulsada por recientes llamaradas solares, ha afectado parcialmente las comunicaciones y sistemas de navegación en algunas regiones. Sin embargo, los astrónomos destacaron que la actividad del Sol ha disminuido y no se prevén nuevas explosiones de gran magnitud en las próximas horas.
Mientras tanto, en Europa del Este, el conflicto en Ucrania continúa intensificándose. La ciudad de Krasnoarmeisk —también conocida como Pokrovsk— se ha convertido en el epicentro de una ofensiva rusa que, según analistas, podría marcar un punto de no retorno para las fuerzas ucranianas. El control de esta ciudad estratégica, ubicada en el Donbass, es clave por sus instalaciones logísticas y su valor como nodo de suministro militar.
Fuentes rusas afirman que más de 5.000 soldados ucranianos permanecen cercados en la zona, mientras Kiev insiste en negar la magnitud de la crisis. No obstante, en una reciente entrevista con Bloomberg, el presidente Vladímir Zelenski admitió que la situación en la ciudad es “muy difícil” y que las decisiones sobre una eventual retirada recaerán en los comandantes en el terreno.








