
Después de casi cinco años desde su condena, Japón ejecutó este jueves a Takahiro Shiraishi, el hombre apodado por los medios como el «asesino de Twitter», responsable de asesinar a nueve personas en 2017. Este caso estremeció al país no solo por la brutalidad de los crímenes, sino por la manera en que el agresor contactó a sus víctimas: a través de redes sociales.
Shiraishi, de 30 años en el momento de los asesinatos, utilizó su cuenta de Twitter —hoy conocida como X— para atraer principalmente a mujeres jóvenes con pensamientos suicidas. Les ofrecía ayuda y se presentaba como alguien que entendía su sufrimiento. Su perfil decía: “Quiero ayudar a las personas que realmente están sufriendo. Por favor, envíame un mensaje directo en cualquier momento”.
Una vez ganada su confianza, las invitaba a su apartamento en Zama, cerca de Tokio. Allí, en lugar de brindarles apoyo, las estrangulaba y luego desmembraba sus cuerpos. La policía descubrió restos humanos en hieleras y cajas de herramientas en su departamento, que rápidamente fue bautizado como una “casa de los horrores” por la prensa japonesa.

Aunque su defensa intentó argumentar que algunas víctimas habían dado su consentimiento para morir, el propio Shiraishi desmintió esa versión y admitió haber actuado por motivos personales, sin autorización alguna. Finalmente, en diciembre de 2020, fue condenado a muerte, y cientos de personas asistieron a la audiencia que confirmó su sentencia.
La ejecución del asesino fue ordenada por el actual ministro de Justicia, Keisuke Suzuki, quien explicó que los asesinatos fueron cometidos por “razones genuinamente egoístas”, ligadas a deseos sexuales y ganancias económicas. Añadió que el caso había causado un fuerte impacto en la sociedad japonesa, generando temor, debate público y reformas en políticas digitales.
Es genial ver que se están tomando medidas para mejorar la situación. Sin embargo, creo que deberían haber incluido más detalles sobre cómo se va a llevar a cabo todo esto, porque la gente necesita saber exactamente qué esperar.