Describir el cine de Michael Haneke es imposible. O la posibilidad de hacerlo conlleva varios conflictos y establece dos bandos: los que creen que es pone el dedo sobre la llaga de manera cínica, y los que creen que al enfrentarnos a nuestra condición de la manera más directa, es un humanista.
Independientemente del lado en el que te encuentres (o si hay otras opciones de entendimiento también), la realidad es que Michael Haneke es un gran director que nos ha entregado algunos de los dramas psicológicos más perturbadores y realistas, de esos que quizá no veas dos veces.
La carrera de Michael Haneke
Su filmografía arrancó en 1989 con The Seventh Continent, la cual nos muestra a una familia que decide destruir todas sus posesiones para mudarse a Australia. Pero sus posesiones incluyen sus propias vidas. Y jamás entendemos por qué lo hacen.
Luego estrenó Benny’s Video sobre un chico que asesina a una chica. Cuando sus padres se enteran, toman la decisión de esconder el crimen al descuartizar el cadáver y ocultarlo. Pero al cierre, después de todo, Benny confiesa su crimen a la policía. ¿Pero por qué?
Funny Games
Después de algunas producciones más en medio de los 90, llegó una de sus películas más destacadas sino es que la más popular, Funny Games. Esta cinta de 1997 nos muestra a un par de sádicos secuestrar a una familia durante sus vacaciones de verano con la intención de torturarlos y matarlos.
Lo hacen por la posibilidad de la violencia. El reconocimiento de los actos atroces como parte de una naturaleza que existe y que se perpetra. Porque si alguien actúa de manera violenta, ¿cuáles son las posibilidades de que del otro lado actúen igual? Pero sobre todo, Funny Games habla sobre la complicidad de la audiencia mientras observa a una familia ser ultrajada. Es brutal.
The Piano Teacher
Unos cuatro años después llegó The Piano Teacher, la cual consideramos que es el trabajo que mejor explica su filmografía sin ser la más popular (aunque sí creemos que la más aclamada junto con Amour). A la par, The Piano Teacher es su película más perturbadora y devastadora.
Es un síntesis de lo que Haneke siempre ha querido reflejar: los humanos somos igualmente violentos que bondadosos; somos felices y tristes; amamos y odiamos; damos vida pero también la quitamos.
¿De qué trata The Piano Teacher?
The Piano Teacher es una adaptación de la novela homónima de Elfriede Jelinek protagonizada por la siempre espectacular Isabelle Huppert (en uno de sus papeles más asombrosos en una filmografía de por sí sobresaliente que, para ese entonces, ya incluía filmes importantes).
La protagonista de esta historia es Erika Kohut, una profesora de piano de unos 40 años. Es guapa, inteligente, sofisticada y elegante. Vive con su madre en un departamento oscuro y pequeño en Viena, y su relación es, por decir lo menos, complicada.
En realidad, todas las relaciones de Erika son complejísimas ya sea con su madre, estudiantes, colegas y posibles amantes, sobre todo estos últimos. Y aquí es donde entra a la historia Walter, un estudiante con quien Erika comienza una relación sadomasoquista que culmina con dos actos violentos a nivel físico, sexual y emocional.
En un inicio, mientras reconocemos la rutina y dinámica de Erika, creemos ver en ella a una mujer sexualmente frustrada. La mujer visita videoclubs de porno y se mete a ver películas mientras huele los pañuelos tirados en el piso y llenos de fluidos. Ante la mirada perpleja de algunos hombres que definitivamente están ahí para masturbarse, ella se mueve con indiferencia.
Sabemos que Erika no pretende ocultar quién es, ni sus deseos ni necesidades. Pero no se las mostrara a cualquiera. Y esta decisión no parte del miedo a la respuesta de la sociedad ante las limitantes sexuales que se establecieron desde hace mucho, sobre todo hacia las mujeres.
Sino por dos razones. La primera porque debe encontrar alguien que cumpla sus deseos y fantasías de dolor y castigo, y por ende, amor. Y la segunda porque se maneja con cierta crueldad hacia fuera. Por ejemplo, los regaños y humillaciones hacia el estudiante que encuentra en el mismo videoclub que ella.
La madre de Erika
La relación con su madre es la base de este drama psicosexual. Se pelean y se gritan, se insultan y se humillan. Y de repente, hay algo de ternura. O quizá esos breves lapsos de calma que entendemos con ternura porque son esporádicos, son meros reflejos de la imposibilidad de una persona de vivir en constante conflicto con otra sin importa quién sea.
Y esto es clave para entender a Erika. Por ejemplo, antes de cenar en casa con su madre, Erika se mete al baño, toma una navaja y un espejo, y mientras se sienta sobre la tina, comienza a cortar sus genitales. La escena en la cinta, nos queda claro, no habla de un acto recurrente, una suerte de autocastigo que alimenta la fantasía de Erika de dolor y violencia.
Walter
Así como la madre es la base de la historia, Walter se mantiene al centro de todo. La admiración que al inicio siente por su profesora, se modifica hacia una relación de control por parte de Erika en la que debe ser así para asegurarse que Walter sea capaz de realizar los actos violentos que ella desea.
Erika fantasea con la violencia. La desea. Pero la fantasía de al violencia y la fantasía de la realidad son muy distintas. La imaginación le permite pensar en el dolor que cree merecer. Y por eso, ella misma se mutila los genitales. Pero es algo en lo que ella asume y tiene el control.
En cambio, cuando Walter “obedece” y lo hace, cuando deja de ser una fantasía es un hecho, todo se convierte en una pesadilla porque al final, lo que Erika anhelaba a través de la violencia era un acto de reconocimiento; es decir, de amor. Deseaba que alguien la comprendiera y que a pesar de sus conflictos, la quisiera. Y de alguna manera, se negara a hacerlos. O una vez hechos, se terminaran.
Erika, en realidad, no deseaba que la castigaran como ella cree que lo merecía o pensaba que lo quería. Sus más oscuros deseos se hacen realidad y no la llenan de ninguna manera.
Con esto podríamos entender que el amor no es un objeto de deseo ni una fantasía. El amor es una realidad que así como proporciona momentos de felicidad, también lastima y duele. Duele mucho. Erika fantaseaba con el amor a través de la violencia porque creía que esa era la única manera de conseguirlo.
El final de The Piano Teacher
Y por eso el final de The Piano Teacher nos resulta tan devastador. Todo lo perturbador del desarrollo de la historia mientras desciframos a Erika, culmina en una de las escenas más tristes y dolorosas que hemos visto: una mujer que se lastima por última vez, que pierde el control sobre sí misma.
¿Qué sucede cuando alguien alcanza sus deseos más íntimos y oscuros?, ¿qué sigue para esa persona En distintos análisis sobre The Piano Teacher, válidos a partir de la misma forma en la que Haneke entiende el cine como una forma de autonomía hacia los espectadores, hablan de Erika como una pervertida.
Pero de verdad creemos que no es el caso. Y no es que todas las personas retengan en sus fantasías deseos de dolor y violencia, pero todas asumimos la realidad del dolor que deviene del amor cuando lo entendemos como una pertenencia: ser de alguien.
Somos de nuestros padres cuando niños. Somos de un grupo al que hemos de pertenecer mientras crecemos y formamos una personalidad e identidad. Somos de nuestra pareja. Somos de nuestros hijos al ser responsables 100 por ciento de ellos. Siempre somos de alguien, y eso requiere control.
¿Por qué, entonces, Erika es una pervertida cuando busca someterse al control y poder de alguien? Ni siquiera del entendimiento de Walter de las fantasías de Erika (las cuales creemos que le resultan confusas porque la asume como una mujer inteligente y autoritaria) debemos o podemos hacer responsable a Erika.
Funny Games vs The Piano Teacher
Como decimos al inicio, Funny Games es una de las películas más conocidas y comentadas de Michael Haneke. En palabras de la misma Isabelle Huppert (quien rechazó el personaje principal de Funny Games), dijo que esta cinta conversa sobre cómo la violencia opera en el espectador.
Es tan severa que, por decirlo de alguna manera, utiliza la ficción porque de otra manera no podría hacer una película que hable sobre nuestra íntima relación con la violencia.
Haneke siempre se ha negado a utilizar los recursos del cine para manipular a los espectadores. Hace películas para cuestionarnos, para reflejarnos, para brindarnos un abanico de temas que nos permita sacar nuestras propias conclusiones de temas tan complejos como la violencia y el amor (¿o la violencia de amor?).
Haneke nunca nos lleva a una conclusión ni racional ni emocional. Nos da las herramientas para cuestionar lo que vimos y construyamos teorías alrededor de ellas. Y eso es lo que hace en Funny Games. Pero esta cinta a diferencia de The Piano Teacher, es una advertencia más que un reflejo.
The Piano Teacher nos enfrenta con lo frágil de nuestra condición humana. Amamos de la única manera en la que podemos en un mundo que se construye en mecanismos de defensa y supervivencia. Erika ama como puede entre la violencia, el dolor, la soledad y la necesidad de ser amada.
The Piano Teacher está disponible en MUBI.
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