The Last Dinner Party es un proyecto londinense que decidió retomar parte del art rock con destellos de un pop brillante y guiños a otros géneros como el pop barroco. Lideradas por la magnífica voz de Abigail Morris, con el apoyo de Lizzie Mayland y Aurora Nishevci, la banda presume Prelude to Ecstasy, un disco debut producido ni más ni menos que por el mítico James Ford (Simian Mobile Disco, Florence + The Machine, Arctic Monkeys).
Platicamos con ellas hace poco sobre lo mucho que han crecido a nivel internacional y su primera visita a México (por acá pueden checar la entrevista completa) y ellas muestran un compromiso asombroso hacia este proyecto, lo que se refleja en el discazo que estrenan en esta ocasión.
Un álbum debut planeado por The Last Dinner Party a cada segundo
Nada de lo que sucede en Prelude to Ecstasy está ahí sin méritos, y es que The Last Dinner Party se esforzó en que su primer disco de estudio fuera impecable durante los poco más de 40 minutos que nos regalan el día de hoy. Riffs memorables, líneas de bajo pegajosas y redonditas, con el protagonismo vocal de Abigail permanente, nos meten en un trance teatral para el que no escatimaron.
Pueden escuchar una canción relativamente tranquila, que procede a reventar de manera inmensa, como en la fascinante “My Lady of Mercy”, que junto con sintetizadores abrumadores y el trío de voces, construyen un coro digno de escucharse en cualquier estadio.
El intro “Prelude to Ecstasy” tiene fraseos de “Nothing Matters”, penúltima canción del disco y un trancazo absoluto, del que hablaremos más adelante. The Last Dinner Party tienen tan bien planeado este disco que abren al estilo de las grandes obras teatrales, con un acto dedicado a preparar a su público. Por señalar alguna de las grandes aperturas, recordamos una rola que coincide en título y que bandas como Metallica usan para salir en sus shows, “Ecstasy of Gold” de Ennio Morricone.
Su mezcla musical se atreve a desafiar a quien lo escuche a adivinar por dónde van dirigidas, y ni se quemen el coco intentando categorizarlas, porque conforme avanza el disco, esta sensación se diluye. Y por si fuera poco su plan, no escatiman en incluir tantos instrumentos como les plazca. Metales, cuerdas orquestales, guitarra distorsionada, y hasta percusiones que van más allá de una batería ordinaria.
Tenemos secciones orquestales en “Prelude to Ecstasy” y la mística “Gjuha”, pop potente con alma de rock en “Nothing Matters” y “Caesar on the TV Screen” y hasta lo que se presenta como una balada en piano en “Portrait of a Dead Girl”, pero la grandilocuencia de The Last Dinner Party no conoce de simpleza. Escuchen nada más las cuerdas orquestales y la guitarra eléctrica que se integran en esta rolota.
La banda nos trae mensajes al nivel de la potencia sonora
Ya tenemos claro que auditivamente, lo de The Last Dinner Party es abrumador. Este disco debut tiene un sonido potentísimo que combina elementos de diversos géneros y además el trabajo vocal hace que den escalofríos.
Además de lo bien que lo hacen Lizzie Mayland en guitarra, Emily Roberts en guitarra, mandolina e instrumentos de viento, Georgia Davies en el bajo, y Aurora Nishevci en teclados, tenemos letras en voz de Abigail que son dignas de una obra teatral.
Adicciones, amor sufrido, empoderamiento femenino y crítica social son algunos temas que encontramos en Prelude to Ecstasy de The Last Dinner Party, pero también son la base sólida de este disco que quizás no se note en un primer momento, y al ver detenidamente las palabras, nos quedamos asombrados.
Líneas como “Sé que puedo verme como un hombre cuando me pongo ese traje, no necesito callarme, puedo hablar todo el tiempo” en “Caesar on a TV Screen” atacan el modelo de sociedad, y se ríen de los ridículos roles que se han construido, quizás, desde antes del Emperador César. Y qué detalle señalar que es una adaptación de Shakespeare en el video de la rola.
The Last Dinner Party te lleva del amor a la violencia en cuestión de rolas
En “The Feminine Urge”, además de ponernos a bailar en el coro, Abigail y el resto de The Last Dinner Party exponen una sensibilidad fortísima con esta línea: “Todo el veneno, lo convierto y transformo en amor, viene el impulso femenino, lo sé muy bien. Para nutrir las heridas que mi madre tenía.” Pasamos de la ternura y amor a la realidad y violencia en segundos, con una fuerza narrativa impresionante.
Y en este par de rolas, Abigail luce una habilidad para crear melodías que se quedan contigo y que eventualmente te encuentras repitiendo, eso sí, con un enorme trabajao sobre las letras, que son profundas personal e históricamente.
También tenemos su lado romántico, pero con una realidad relacionable, en la que lo cursi suele enfrentarse a situaciones y deseos carnales. “On Your Side” es desoladora por momentos, y la maravillosa “Nothing Matters”, donde The Last Dinner Party nos muestra un lado opuesto, intensísimo y sensual, con riffs buenísimos y una batería poderosa.
Definitivamente, Prelude to Ecstasy, el debut de The Last Dinner Party es uno de los álbumes que marcarán este año, aunque aún sea temprano en el 2024. Recuerden que la banda se presentará por primera vez en nuestro país el 19 de marzo en el Lunario del Auditorio Nacional, en un primer concierto íntimo de una agrupación que nos emociona muchísimo.
Para el lanzamiento de su primer material discográfico, la banda lanzó versiones físicas del álbum, un libro del disco que muestra parte de las notas de la banda y fotografías del proceso de este discazo, y demás mercancía, que pueden comprar en el sitio oficial del quinteto de Londres.
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