MADRID, España (EFE).— La escalada del conflicto en Oriente Medio ha llevado los precios del crudo a su mayor subida semanal en dos años, lo que ha reavivado el temor a un repunte de la inflación, que podría limitar los recortes de tipos de interés.
Los analistas recuerdan que el petróleo sigue lejos de sus máximos anuales y ha compensado las bajadas de septiembre, pero advierten de que la situación se podría agravar si Israel ataca instalaciones petroleras de Irán o si Teherán opta por bloquear el estrecho de Ormuz, por donde pasa el 20% del suministro mundial.
Los precios del petróleo se han convertido esta semana en el ‘canario en la mina’ del conflicto en Oriente Próximo, ya que han reaccionado al alza ante cualquier señal que apuntara a un agravamiento de la situación.
El despegue del crudo, que ha llegado a tocar los 79 dólares por barril —su nivel más alto desde finales de agosto— se inició el martes, después de que EE.UU. alertara de un inminente ataque de Irán contra Israel.
Los precios se moderaron tras mantener la OPEP+ su plan para reactivar la producción a partir de diciembre, y volvieron a repuntar el jueves ante el riesgo de que Israel ataque instalaciones petroleras iraníes.
El detonante fue un comentario del presidente de EE.UU., Joe Biden, quien dijo, antes de subir al helicóptero presidencial, que esa posibilidad realmente sí está sobre la mesa.
Los analistas coinciden en que los factores que determinarán los precios del crudo son la situación en Oriente Medio; la evolución de la demanda, ahora estancada, y la postura que la OPEP+ adopte sobre los niveles de producción.
Ignacio Cantos, director de Inversiones de ATL Capital, recalca que las subidas se limitan a compensar las caídas de septiembre.
“Vemos una vuelta (de los precios del crudo) a la zona media de los últimos años”, explica.
“Por ahora, los precios del petróleo se mantienen muy por debajo de su máximo reciente”, recuerdan Claudio Irigoyen y Antonio Gabriel, de Bank of América, en un informe reciente.
Según Thomas Hempell, de Generali Investments, “la principal señal a vigilar a corto plazo es el riesgo de interrupción del suministro de petróleo”.
En una situación como esta, “la subida de precios de la energía podría suscitar preocupaciones inflacionistas y frenar la normalización de la política monetaria”.