
WASHINGTON.— La creciente incomodidad en el gobierno de Donald Trump y entre sus aliados republicanos con Elon Musk y sus ambiciones de recortes masivos en el sector público explotó esta semana en la Casa Blanca.
Según un extenso recuento de “The New York Times”, la discusión tuvo lugar en una reunión del gabinete, organizada ayer a última hora, y el jefe de la Casa Blanca tuvo que frenar a su polémico asesor.
El periódico neoyorkino cuenta así el incidente:
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, estaba indignado. Ahí estaba, sentado en la sala del gabinete de la Casa Blanca junto al presidente mientras escuchaba una serie de ataques del hombre más rico del mundo.
Musk, sentado frente a él en diagonal, al otro lado de la mesa elíptica de caoba, se dirigía a Rubio, acusándolo de no haber recortado su plantilla.
“No has despedido a nadie”, le dijo Musk a Rubio, y luego añadió con desprecio que quizá la única persona a la que había despedido era un miembro del personal del Departamento de Eficiencia Gubernamental de Musk.
Un mes furioso
Rubio llevaba semanas furioso en privado con Musk, desde que su equipo cerró de facto toda una agencia que supuestamente estaba bajo el control de Rubio: la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). Pero, en la extraordinaria reunión de gabinete ante el presidente Trump y unas 20 personas más —de cuyos detalles no se había informado antes—, Rubio se desahogó.
Musk no estaba siendo sincero, dijo Rubio. ¿Qué pasa con los más de 1,500 funcionarios del Departamento de Estado que se jubilaron anticipadamente? ¿No contaban como despidos? Preguntó, con sarcasmo, si Musk quería que volviera a contratar a toda esa gente solo para hacer un espectáculo y despedirlos de nuevo.
Luego expuso sus planes detallados para reorganizar el Departamento de Estado.
Bueno en televisión, la burla de Musk
Musk no parecía impresionado. Le dijo a Rubio que era “bueno en televisión”, con el claro subtexto de que no servía para mucho más.
Durante todo esto, el presidente permaneció sentado en su silla, con los brazos cruzados, como si estuviera viendo un partido de tenis.
Después de que la discusión se prolongara durante un tiempo incómodo, Trump intervino finalmente para defender a Rubio y decir que hacía un gran trabajo. Rubio tiene mucho que hacer, dijo el presidente. Está muy ocupado, siempre de viaje y en la televisión, y tiene una agencia que dirigir. Así que todos tienen que trabajar juntos.
La reunión fue un posible punto de inflexión tras las frenéticas primeras semanas del segundo mandato de Trump.
Es el primer indicio significativo de que Trump estaba dispuesto a poner algunos límites a Musk, cuyos esfuerzos han sido objeto de varias demandas y han suscitado la preocupación de los legisladores republicanos, algunos de los cuales se han quejado directamente con el presidente.
A los funcionarios del gabinete les gusta casi de modo uniforme el concepto de lo que Musk se propuso hacer —reducir el despilfarro, el fraude y el abuso en el gobierno—, pero se han sentido frustrados por el “enfoque de motosierra —recortes al estilo del presidente argentino, Javier Milei—” para trastocar el gobierno y la falta de coordinación coherente.
La reunión de anteayer, que se programó de manera abrupta el la noche anterior, fue una señal de que Trump era consciente de las quejas cada vez mayores.
Solo asesoraría
Intentó ofrecer algo a cada parte y elogió tanto a Musk como a los secretarios de su gabinete. (Al menos uno, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien ha tenido encuentros tensos en relación con el equipo de Musk, no estuvo presente). Trump dejó claro que seguía apoyando la misión de la iniciativa de Musk. Pero aseveró que había llegado el momento de ser un poco más refinado en su planteamiento.
A partir de ese momento, afirmó, los secretarios estarían al mando; el equipo de Musk solo asesoraría.
No está claro cuál será el impacto a largo plazo de la reunión. Musk sigue siendo el mayor apoyo financiero político de Trump —esta semana, su comité de acción política emitió anuncios por valor de 1 millón de dólares que decían: “Gracias, presidente Trump”— y el control que Musk ejerce sobre la plataforma de redes sociales X ha hecho temer tanto a los miembros del personal del gobierno como a los secretarios del gabinete que se dirija a ellos en público.
Pero, aunque no tenga repercusiones, la reunión reveló las tensiones en el equipo de Trump, y las noticias de los tensos enfrentamientos se extendieron con rapidez entre los altos cargos de los organismos del gabinete una vez que terminó.
“The New York Times” publica que este recuento se basa en entrevistas con cinco personas con conocimiento de los hechos.
En un mensaje publicado en las redes sociales tras la reunión, Trump dijo que la próxima fase de su plan para reducir la plantilla federal se llevaría al cabo con un “bisturí” en vez de con un “hacha”, una referencia al enfoque de Musk conocido como tierra quemada.
Musk, quien acudió a la reunión de anteayer con traje y corbata en vez de su habitual camiseta después de que Trump lo criticó públicamente por su aspecto informal, se defendió diciendo que tiene 3 empresas con una capitalización bursátil de decenas de miles de millones de dólares y que sus resultados hablaban por sí solos.
Pero no tardó en entrar en confrontación con los miembros del gabinete.
Momentos antes del fuerte intercambio con Rubio, Musk y el secretario de Transporte, Sean Duffy, discutieron sobre el estado de los equipos de rastreamiento de aviones de la Administración Federal de Aviación y sobre qué tipo de arreglo era necesario.
Howard Lutnick, secretario de Comercio, intervino para apoyar a Musk.
Duffy dijo que el joven personal del equipo de Musk estaba intentando despedir a los controladores aéreos. ¿Qué se supone que debo hacer?, dijo Duffy. Ahora tengo que ocuparme de varios accidentes aéreos, ¿y tu gente quiere que despida a los controladores aéreos?
Enfrentamiento de Elon Musk con el secretario de Transporte
Elon Musk también habría tenido un enfrentamiento con el secretario de Transporte de EE.UU., Sean Duffy.
Según “The New York Times”, Duffy reclamó a Musk que su equipo quería que despidiera a los controladores aéreos. Musk dijo a Duffy que su afirmación era una “mentira”. Duffy insistió en que no lo era; lo había oído directamente de ellos. Musk, preguntando a quién habían despedido, dijo: Dame sus nombres. Dime cuáles son sus nombres. Duffy dijo que no había nombres, porque él había impedido que los despidieran.
El intercambio terminó con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, diciéndole a Duffy que tenía que contratar a gente del Instituto Tecnológico de Massachusetts, o MIT, como controladores aéreos. Estos controladores aéreos tienen que ser “genios”, dijo.
En respuesta a una petición de comentarios de “The New York Times”, Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, dijo lo siguiente en un comunicado:
Es un poco preocupante ver cómo las decisiones de una sola persona, como Elon Musk, pueden afectar tanto a un gabinete entero. A veces parece que hay más interés en los negocios que en lo que realmente importa para la gente. Es importante que se prioricen las necesidades de la sociedad y no solo las ganancias de unos pocos.