
WASHINGTON.— El Atlántico acaba de entrar en el típico período “pico” de la temporada de huracanes, con el Golfo de México con el “combustible” suficiente para generar tormentas récord y las aguas del océano alarmantemente calientes, advierte en un reportaje “The Washington Post”.
Sin embargo, agrega, el Atlántico está en silencio y, según los expertos, es posible que el resto de este mes no se forme ni una sola tormenta con nombre.
A medida que se acerca septiembre, muchos se preguntan cuándo “despertará” de nuevo ese océano.
Actualmente, el Atlántico está vacío y, según el Centro Nacional de Huracanes, “no se espera actividad ciclónica tropical durante los próximos siete días”.
Temporada alta de huracanes
El “Post” recuerda que históricamente, alrededor de dos tercios de la actividad de huracanes en el Atlántico se produce entre el 20 de agosto y el 10 de octubre.
Los meteorólogos están redoblando sus predicciones de una temporada hiperactiva, con suficientes tormentas con nombre como para agotar la lista de apelativos convencionales que utiliza el Centro Nacional de Huracanes.
Los investigadores de la Universidad Estatal de Colorado prevén una temporada casi dos veces más activa que el promedio, según una métrica llamada Energía Ciclónica Acumulada (A CE, por sus siglas en inglés), que mide la cantidad de energía que generan las tormentas a lo largo de una temporada.
Respiro temporal
Los expertos señalan que en el corto plazo, parece que el calendario pasará a septiembre sin novedades, pero luego el respiro temporal se detendrá por completo.
Es probable que la actividad de tormentas aumente a medida que comience el próximo mes, y también que haya una oleada de tormentas más adelante en ese mes.
Factores en la reducción de tormentas
De acuerdo con meteorólogos consultados por el “Post”, la siguiente serie de factores ha reducido la actividad de tormentas en estos días finales de agosto:
- Polvo del Sahara. La capa de aire sahariana (SAL, por sus siglas en inglés) propició que un aire cálido, seco y polvoriento se disperse sobre el Atlántico tropical oriental, lo que frena las tormentas incipientes e inhibe su desarrollo.
- Ondas tropicales más al norte. Las ondas tropicales son las “semillas” de las tormentas tropicales y los huracanes. Son complejos de tormentas eléctricas que se expanden. En esta época del año, muchas ondas se desplazan a lo largo de la costa de África y finalmente se convierten en sistemas con nombre. Últimamente, el eje a lo largo del cual se propaga la línea de ondas tropicales se ha desplazado más al norte. Eso significa que las ondas están rodando hacia una masa de aire más seca sobre aguas frías. Por eso las ondas tropicales realmente no se han estado desarrollando.
- Fuertes vientos en altura. Los vientos sobre el centro norte de África han sido más fuertes que lo normal provenientes del este, lo que ha contribuido a un monzón activo (patrón meteorológico húmedo) en esa zona. Si bien la humedad monzónica está generando más convección o actividad de tormentas eléctricas, las ondas tropicales se desintegran a causa de los fuertes vientos en altura. Eso cambiaría la próxima semana o en dos.
Cuatro tormentas en lo que va de 2024
La primera tormenta con nombre fue “Alberto”, que no se formó hasta el 19 de junio; luego llegó “Beryl”, un huracán de categoría 5 que rompió récords y alcanzó su intensidad máxima en el Caribe el 1 de julio; después, “Debby” golpeó el Big Bend de Florida como un huracán de categoría 1 durante la noche del 4 al 5 de agosto, y “Ernesto”, las Bermudas como un huracán de categoría 1 el 17 de agosto.
En total, las tormentas de 2024 ya representaron el 45% de la cantidad de las que se producen en una temporada normal. Históricamente hablando, alrededor del 83 por ciento de la cantidad de tormentas que se producen en una temporada ocurre después del 20 de agosto.
Esta nota Temporada de huracanes 2024: El Atlántico, en silencio apareció primero en Diario de Yucatán.






