
Mini–médula ósea
Un equipo de científicos suizos logró crear por primera vez una médula ósea humana artificial en miniatura, un desarrollo que podría transformar por completo el estudio de enfermedades sanguíneas y el diseño de tratamientos personalizados. Se trata de un modelo de apenas ocho milímetros de diámetro, producido por la Universidad de Basilea y el Hospital Universitario, que replica con precisión el entorno donde el cuerpo fabrica la sangre. Este logro abre una puerta inédita para hacer pruebas más seguras, rápidas y éticas, sin necesidad de recurrir a modelos animales.
El núcleo de esta médula artificial está construido sobre un andamio de hidroxiapatita, un material clave para imitar la estructura ósea humana. Sobre él, los especialistas depositaron células pluripotentes reprogramadas capaces de activar una producción estable de glóbulos rojos, blancos y plaquetas durante varias semanas. Esto permite observar en tiempo real cómo se comporta la médula ósea frente a enfermedades, mutaciones o medicamentos, algo que era extremadamente limitado en los modelos tradicionales.
Uno de los aspectos más destacados es que esta mini–médula ósea reproduce el nicho endosteal, la zona más íntima y activa del hueso, donde las células madre sanguíneas toman decisiones cruciales. Tener este microambiente en laboratorio representa un paso decisivo para entender cómo se originan leucemias, anemias severas y otros trastornos que afectan a millones de personas en todo el mundo. Además, los autores del estudio —publicado en la revista Cell Stem Cell— aseguran que el modelo se mantuvo funcional durante varias semanas, algo nunca conseguido en prototipos previos.

médula artificial
En cuanto al impacto médico, los científicos señalan que este avance permitirá probar nuevos fármacos con mayor precisión, evitando los sesgos y limitaciones de los modelos animales. Con ello, tanto el diagnóstico como la selección de terapias personalizadas podrían volverse más seguros y efectivos. Para los especialistas en trasplantes de médula, esta innovación ofrece la oportunidad de predecir mejor el comportamiento de injertos y rechazos antes de llegar al paciente, reduciendo riesgos y tiempos de espera.
El equipo suizo adelantó que ya trabaja en una versión más grande y adaptable que permita realizar estudios masivos. La meta es fabricar plataformas modulares capaces de evaluar decenas o cientos de combinaciones de medicamentos de manera simultánea, algo que revolucionaría por completo el diseño de tratamientos oncológicos. Además, esta tecnología podría servir para estudiar infecciones que afectan directamente a la sangre, incluidos patógenos emergentes que requieren respuestas rápidas y pruebas en condiciones seguras.








