
Un recluso que enfrentaba un proceso por delitos contra la salud fue hallado sin vida este fin de semana dentro del Centro de Reinserción Social (Cereso) San José El Alto, en Querétaro. Según fuentes penitenciarias, el hombre se quitó la vida en su área de confinamiento, lo que ha generado un fuerte debate sobre la seguridad y el acompañamiento psicológico en el sistema penitenciario estatal. Aunque fue trasladado a un hospital, los médicos no lograron reanimarlo.
La dirección del penal informó que el interno fue localizado por compañeros en su celda cuando ya no presentaba signos vitales. Hasta el momento no se han revelado detalles sobre cómo tuvo acceso a los medios para consumar el acto. Las autoridades penitenciarias han iniciado una investigación interna para esclarecer lo ocurrido y determinar si hubo fallas en la vigilancia o en la atención a su salud mental.
Investigación y protocolo penitenciario
Representantes del Cereso indicaron que se activaron los protocolos de atención suicida que aplican en las prisiones, aunque reconocieron que no siempre es posible prevenir todas las tragedias. Por su parte, la Fiscalía estatal abrió una carpeta de investigación para descartar que haya sido otra persona la responsable o que existieran condiciones externas que influyeron en el deceso. El caso será analizado con detenimiento para determinar las causas reales del suceso.
Se ha planteado también la necesidad de revisar las políticas de muerte en reclusión, pues activistas y organizaciones defensoras de derechos humanos señalan que muchos centros penitenciarios carecen de suficientes psicólogos y enfermeros capacitados para dar seguimiento a reclusos vulnerables. Además, ex internos han denunciado que no siempre se revisan adecuadamente las condiciones psicológicas al ingreso al penal ni durante la estancia.
Contexto penitenciario en Querétaro
Querétaro ha enfrentado en los últimos años retos en su sistema de reinserción: hacinamiento, falta de personal y presupuestos limitados para programas de salud mental. Según reportes estatales, algunos Ceresos no tienen suficiente personal para monitorear a todos los reclusos las 24 horas. Estos factores pueden agravar la situación de internos con historial de depresión o consumo de sustancias, aumentando el riesgo de suicidio penitenciario.
Para añadir un valor agregado, especialistas en criminología apuntan que este caso no es aislado en México: la Organización de las Naciones Unidas ha señalado la urgencia de que los sistemas penitenciarios cuenten con mecanismos sostenibles de prevención del suicidio, especialmente en reclusos bajo procesos largos o infracciones graves. Recomiendan implementar evaluaciones psicológicas periódicas y capacitación obligatoria para el personal penitenciario para identificar señales de riesgo.
La ciudadanía y familiares han expresado indignación y tristeza en redes sociales, solicitando que haya transparencia en la investigación y que no se minimice la vida de los internos, aún cuando estén recluidos por delitos. Organismos de derechos humanos locales han pedido al gobierno de Querétaro que publique datos actualizados sobre suicidios en cárceles y acciones para prevenir más muertes.









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