
La reciente preventa y venta general de entradas para el esperado encuentro de Cristiano Ronaldo en territorio mexicano ha desatado una ola de críticas en redes sociales y medios deportivos. Según informes difundidos por ESPN, de la capacidad total del estadio, solo una mínima fracción de los aficionados logró adquirir sus entradas de manera directa. Esta situación ha levantado sospechas sobre el manejo de los accesos, ya que la gran mayoría de los espacios parecen haber sido retenidos, limitando la oportunidad de miles de fans que esperaban ver al astro portugués en vivo.
Los datos revelan que apenas 6,000 personas consiguieron sus boletos para el partido de Cristiano Ronaldo a través de los canales oficiales de venta al público. Esta cifra resulta insignificante comparada con la enorme demanda que genera un deportista de su talla a nivel mundial. El resto de las localidades se distribuyeron entre compromisos comerciales, propietarios de espacios exclusivos y la administración interna del evento, dejando al seguidor común con muy pocas posibilidades de asistir al encuentro de forma legal y a precios razonables.
Distribución de lugares y descontento general

El desglose de la capacidad del estadio muestra que 6,300 asientos se destinaron a los dueños de palcos y otros 8,000 para la zona de plateas. Sin embargo, el dato que más ha causado molestia es que más de 51,200 boletos para el partido de Cristiano Ronaldo en México quedaron bajo el control absoluto de los organizadores. Esta acumulación masiva de entradas en manos privadas suele ser el preámbulo para la aparición de mercados secundarios donde los precios se elevan de manera estratosférica, afectando directamente la economía de la afición futbolera.
Muchos usuarios en plataformas digitales han señalado que este sistema de distribución es una muestra clara de las prácticas poco claras que dominan los grandes eventos en el país. Al no existir una regulación estricta sobre el porcentaje de boletos para el partido de Cristiano Ronaldo disponibles para el público general, los organizadores tienen la libertad de repartir las entradas a su conveniencia. Esto no solo genera frustración, sino que alimenta la percepción de que existe una red de beneficios privados que excluye a la verdadera fanaticada que sostiene el deporte.
El impacto en la afición mexicana
La escasez de entradas oficiales ha empujado a muchos seguidores a buscar alternativas peligrosas, como la compra a revendedores externos. Al haber tan pocos boletos para el partido de Cristiano Ronaldo a la venta, los precios en la reventa han comenzado a registrar cifras nunca antes vistas, lo que aleja el espectáculo de las familias mexicanas. Esta problemática pone de manifiesto la necesidad de reformar las leyes de espectáculos para garantizar que los eventos de talla internacional sean realmente accesibles y no solo un negocio para unos cuantos privilegiados.
Finalmente, la falta de transparencia en este proceso ha manchado lo que debería ser una fiesta deportiva histórica para el país. Mientras los organizadores mantienen silencio sobre el destino de los miles de lugares reservados, la afición exige cuentas claras y una investigación sobre el proceso de distribución de los boletos para el partido de Cristiano Ronaldo y su preventa. La llegada de una leyenda del fútbol debería ser un motivo de unión, pero en esta ocasión ha servido para evidenciar las fallas en la gestión de eventos masivos en México.
¿Qué dice la Ley Federal de Protección al Consumidor? En México, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) establece que las empresas boleteras están obligadas a informar con claridad el número total de boletos disponibles para cada zona antes de iniciar cualquier venta. Además, ante situaciones de acaparamiento evidente, los usuarios tienen el derecho de presentar denuncias colectivas si se comprueba que la empresa facilitó la reventa o negó el acceso al sistema de forma injustificada. Documentar con capturas de pantalla los errores del sistema puede ser una prueba vital para futuras sanciones administrativas contra las operadoras.






