22 de abril 2025-En medio de un escenario donde los artistas locales claman por apoyo, el Instituto de Cultura de Quintana Roo permanece prácticamente invisible. Bajo la dirección de Lilian Villanueva, esta dependencia ha tenido una gestión marcada por la inactividad, la falta de difusión y el abandono de la infraestructura cultural. A pesar de ser una entidad clave para el desarrollo artístico del estado, su impacto ha sido casi nulo.
Quintana Roo, una tierra rica en expresiones culturales, tradiciones y diversidad artística, ha quedado sin una política pública clara para fomentar el talento local. Lo que en algún momento fue presentado como un proyecto incluyente e innovador, hoy se reduce a promesas incumplidas y una larga lista de omisiones que tienen a la comunidad artística en la incertidumbre.
Espacios culturales deteriorados y símbolos ignorados
Uno de los ejemplos más evidentes del descuido del Instituto de Cultura de Quintana Roo es el estado de sus instalaciones. Edificios con signos visibles de abandono y sin mantenimiento básico. En una imagen que ha causado indignación, la figura del prócer Andrés Quintana Roo, emblema del pensamiento liberal mexicano, fue captada tirada en el estacionamiento del recinto. Una metáfora visual del trato que recibe la cultura desde el aparato gubernamental.
Además, no existen programas visibles de recuperación o activación de espacios culturales. Los recintos están cerrados, deteriorados o simplemente sin actividades. Esta falta de interés institucional no solo afecta a los artistas, sino también a las comunidades que dependen de estos espacios como centros de encuentro, formación y expresión artística.
Artistas sin apoyo, sin convocatorias y sin visibilidad
Los reclamos del sector cultural han sido constantes. Artistas, gestores y promotores culturales señalan la falta de respaldo del Instituto, la inexistencia de convocatorias públicas y la escasa presencia del organismo en eventos comunitarios o regionales. Cuando hay actividades, no se difunden; cuando hay difusión, no hay público. Esta desconexión entre la dependencia y la comunidad ha generado un profundo desencanto en el gremio artístico.
Los colectivos independientes y los municipios han tenido que cubrir el vacío institucional. Un claro ejemplo es el reciente Capital Fest, un evento organizado por el Ayuntamiento de Othón P. Blanco que reunió a familias y artistas locales. El éxito del festival dejó en evidencia que el talento está presente, pero no encuentra eco en el Instituto de Cultura de Quintana Roo.
Cuestionamientos sobre el perfil de la titular del ICA
Lilian Villanueva, actual directora del ICA, ha sido blanco de críticas desde su nombramiento. Hermana de Emilio Villanueva, exfuncionario estatal separado de su cargo tras una denuncia por acoso sexual, su presencia en el Instituto ha sido más polémica que efectiva. Muchos se preguntan cuál es su verdadero mérito para ocupar el cargo, y qué compromiso tiene con el desarrollo cultural del estado.
A pesar del ruido mediático, no se conocen proyectos concretos, ni inversiones destinadas a fortalecer el sector. La falta de resultados visibles alimenta las dudas sobre su capacidad y su intención de transformar positivamente el panorama cultural de Quintana Roo.
Es genial ver que se están tomando medidas para cuidar el medio ambiente, pero a veces siento que se quedan en palabras y no pasan a la acción. Necesitamos más que promesas, ¡hay que hacer que las cosas realmente cambien!