
A pesar de dar seguimiento a la Cuarta Transformación, la primera mujer presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ha comenzado a imprimir su propio sello en la dirección del país. Desde el inicio de su mandato, la mandataria ha demostrado que si bien la base del proyecto es la misma, su forma de gobernar y sus prioridades están delineadas con un estilo particular. Este enfoque se ve reflejado en áreas clave como la seguridad, la política exterior y la economía.
En materia de seguridad, la presidenta Sheinbaum ha planteado una estrategia diferente, alejándose de los esquemas anteriores para implementar un plan propio que busca atender las causas de la violencia desde una perspectiva integral. Esta nueva estrategia de seguridad se ha enfocado en el fortalecimiento de las corporaciones policiales, el combate a la impunidad y la promoción de programas sociales que alejen a los jóvenes de la delincuencia.
La política exterior de Sheinbaum también ha marcado un giro significativo. A diferencia de su predecesor, la presidenta ha optado por reintegrar a México en los foros internacionales, buscando un papel más activo y de liderazgo en la escena global. Esta decisión no solo refuerza los lazos diplomáticos, sino que también posiciona al país como un actor relevante en la discusión de temas de trascendencia mundial como el cambio climático, la migración y el comercio internacional.
Un pilar fundamental de su gobierno es la política comercial, donde ha puesto en marcha el Plan México. Esta iniciativa surge como una alternativa estratégica ante la nueva política comercial de Estados Unidos, que busca proteger sus industrias a través de aranceles y regulaciones más estrictas. El Plan México tiene como objetivo diversificar las relaciones comerciales del país, fortalecer el mercado interno y promover la inversión en sectores estratégicos para reducir la dependencia de una sola economía. Con esto, Sheinbaum busca garantizar la soberanía económica y el desarrollo sostenible de México.
La forma en que la presidenta Sheinbaum ha abordado estos temas demuestra una clara evolución en el proyecto de la Cuarta Transformación. Si bien el espíritu de combate a la corrupción y la atención a los más vulnerables se mantiene, su estilo de gobierno se caracteriza por una visión más técnica, una mayor apertura internacional y una planificación económica orientada a la protección de los intereses nacionales ante un panorama global cada vez más complejo. En este sentido, la mandataria ha dejado claro que su liderazgo no se limitará a continuar un legado, sino a construir uno propio.