
16-Julio-2025.-La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo salió al paso de las críticas por la construcción de una casa de descanso para militares retirados en Bacalar, Quintana Roo, y aseguró que el proyecto cuenta con todos los permisos legales, incluida la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA). Durante su conferencia matutina, conocida como “Conferencia del Pueblo”, la mandataria afirmó que ya hay diálogo con los habitantes inconformes y que se trata de instalaciones de uso oficial, no personal.
Sheinbaum subrayó que la obra está siendo ejecutada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y reiteró que no es un proyecto de beneficio privado. De acuerdo con sus declaraciones, las conversaciones con los habitantes de Bacalar ya se encuentran en marcha para explicar el alcance de la obra y atender las preocupaciones ambientales y culturales que han surgido en la zona.
Cabe recordar que, entre abril y mayo, vecinos y organizaciones defensoras del medio ambiente interpusieron denuncias contra esta construcción, acusando daños al ecosistema de la laguna de Bacalar. Incluso, se lograron suspensiones provisionales y definitivas por parte de jueces federales, aunque al parecer ya han sido resueltas, pues la obra continúa. Esta situación ha generado malestar en la población local que considera que las afectaciones no han sido atendidas con seriedad.

Una de las preocupaciones más grandes es la ubicación del proyecto, justo frente al histórico Fuerte de San Felipe, una edificación del siglo XVIII considerada patrimonio cultural del estado. Sin embargo, la presidenta afirmó que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha avalado los trabajos y no existen impedimentos desde el punto de vista de conservación patrimonial.
El proyecto contempla tres habitaciones, una alberca, cocina, áreas verdes y recreativas, y se desarrolla gracias a los permisos otorgados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Aunque las autoridades federales insisten en que todo está “en regla”, la percepción entre activistas y vecinos es que no se ha priorizado el cuidado ecológico de una zona tan delicada como la laguna de Bacalar.

Expertos en conservación ambiental consultados por organizaciones locales advierten que la laguna de Bacalar ya presenta síntomas de degradación ecológica, principalmente por la expansión urbana, el turismo masivo y construcciones mal reguladas. En ese contexto, consideran que cualquier nueva obra, por mínima que parezca, debería pasar por evaluaciones técnicas más estrictas y públicas. Además, se ha pedido mayor transparencia en la divulgación de los estudios de impacto ambiental, pues no han sido socializados de manera efectiva con la comunidad. El debate pone sobre la mesa una pregunta clave: ¿puede el desarrollo institucional convivir realmente con la protección del medio ambiente?