
4 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. Un tribunal de Los Ángeles ha marcado un precedente legal al condenar a 30 meses de prisión al médico Salvador Plasencia por su papel en la muerte del actor Matthew Perry. El doctor fue sentenciado este miércoles tras haberse declarado culpable el año pasado de cuatro cargos relacionados con la distribución del anestésico ketamina. Esta condena lo convierte en la primera persona en recibir sentencia en relación con la trágica sobredosis del actor de la popular serie Friends, quien falleció en octubre de 2023. La investigación federal que siguió a la muerte de Perry destapó una red clandestina en Hollywood a través de la cual el actor adquirió la sustancia. El caso subraya las graves consecuencias del uso indebido de sustancias controladas, incluso cuando son recetadas por profesionales médicos.
El Dr. Plasencia y la Red de Ketamina
El médico Salvador Plasencia, de 43 años, se enfrentaba inicialmente a una pena de hasta 40 años de prisión y una multa millonaria, pero alcanzó un acuerdo de culpabilidad por la distribución de ketamina. Aunque sus abogados han insistido en que el médico no estaba tratando a Perry justo en el momento de su fallecimiento, el hecho de que Plasencia recetara la sustancia al actor es central en el caso. El médico ha manifestado un profundo arrepentimiento por las decisiones de tratamiento tomadas, reconociendo su incapacidad para proteger a Perry, a quien describió como un «paciente especialmente vulnerable debido a su adicción». Además de la pena de prisión, Plasencia tiene la intención de renunciar de forma voluntaria a su licencia médica.
La Emotiva Petición de Justicia de la Familia Perry
En las vísperas de la sentencia, los padres de Matthew Perry enviaron una carta emotiva al juez, pidiendo justicia para su hijo y penas ejemplares para aquellos que, según ellos, «se aprovecharon de su vulnerabilidad y la adicción». Describieron la pérdida de Perry, conocido por su papel como Chandler Bing, como algo que «devastó» a la familia. Los progenitores no dudaron en calificar a Plasencia como un «chacal» que rompió su juramento hipocrático, cuestionando sus motivaciones al suministrar la sustancia a una persona con un historial conocido de adicciones. La sentencia es un eco de su clamor por la responsabilidad profesional y la ética médica en el manejo de pacientes con adicción.

La autopsia realizada al actor de 54 años determinó que la causa de su muerte fue una sobredosis, con una alta concentración de ketamina en su sangre que causó los «efectos agudos» de la sustancia. La ketamina es un anestésico disociativo con efectos alucinógenos que se utiliza legítimamente como terapia para la depresión y el dolor crónico. Sin embargo, su potencial de abuso y sus riesgos son altos. En este contexto, la investigación federal no solo se centró en Plasencia, sino también en una red más amplia de distribución que operaba en Hollywood. Plasencia es solo uno de los cinco acusados que se han declarado culpables en este caso; la sentencia de otra acusada clave, conocida como la «reina de la ketamina», se espera para el próximo mes de febrero.
El uso terapéutico de la ketamina se ha popularizado en los últimos años, especialmente en el tratamiento de la depresión resistente a otros tratamientos. Se administra bajo estricta supervisión médica en clínicas especializadas, generalmente en dosis controladas por vía intravenosa o intranasal. A diferencia de los antidepresivos tradicionales que tardan semanas en hacer efecto, la ketamina puede generar una respuesta antidepresiva en cuestión de horas. No obstante, este uso está altamente regulado debido a su potencial de abuso y sus efectos psicoactivos y disociativos (sensación de desconexión de la realidad). El caso de Matthew Perry no solo expone un caso de distribución ilegal y negligencia médica, sino que también pone en el foco el delicado equilibrio entre el uso médico innovador y el riesgo de desvío y abuso de sustancias potentes como la ketamina en pacientes vulnerables a la adicción.








