
Cuartetos ha habido muchos a lo largo de la historia de la música, pero nada como el super-mega-ultra cuarteto que se presentó en el Velódromo Olímpico de la CDMX: BEAT.
Conformado por el mejor baterista del mundo (aceptado por el propio Mike Portnoy), Danny Carey; el único guitarrista capaz de interpretar al diablo, Steve Vai, y dos de las varias cabezas que ha tenido esa bestia llamada King Crimson: Andrew Belew y el gran Tony Levin, BEAT hizo exclamar “Señores, revivió el progre”…

Puro King Crimson de los 80
Y no es que el género haya muerto, pero lo que hace BEAT lo vuelve a esa vida que tuvo durante la década de los 80 de la mano de King Crimson. Precisamente, es una súper banda cuyo repertorio se limita a lo que el “Rey Carmesí” creó durante los 80. Es decir, pura fregonería que retumba los oídos: Discipline (1981) Beat (1982 ) y Three of a Perfect Pair (1984).
Mezclados con los “little monsters” que verían a su diosa en el GNP Seguros, los fans enfundados en camisetas de King Crimson, Tool –y demás bandas de canciones que obligan al uso del metrónomo– hicieron larga fila para entrar al recinto ideado, principalmente, para el deporte de las pedaleadas. Un lugar pequeño, pero suficiente para el público que reunió el cuarteto de “covers”…

Más que suficiente: algunos huecos en gradas evidenciaban que la resurrección del “progre” y, sobre todo, la reunión casi imposible de cuatro leyendas ya no es suficiente para reventar localidades. Bueno, si es que alguna vez lo fue (seeee, nada más hay que recordar cómo King Crimson llenó cinco veces el Teatro Metropólitan, no hace mucho).
Segunda vez en México del baterista de Tool en poco más de un mes
Puntualmente a las 20:30, salieron Andrew Belew, Tony Levin y Steve Vai. Así separados, porque, aunque no hay gran diferencia de edad (ni de nivel), Danny Carey parece respetar jerarquías y entró al final al escenario para presentar a sus compañeros. “Vean a quiénes tienen enfrente”, parecía decir.
Ya en escena fue otra cosa: el de Tool ejecutó sin dificultad las elaboradas percusiones de “Neurotica”, “Lar’s Tongues in Aspic”, “Frame by Frame” y demás temas que alguna vez tocó Bill Bruford. Los otros tres, ni se diga: vertiginosas escalas tocadas sin error alguno o, al menos, no percibido por el oído fascinado por lo escuchado.
Steve Vai… un músico de otra galaxia
Imposible decir quién se robó el show… peeeeero Steve Vai es “punto y aparte”, dirían los clásicos. Músico de otra galaxia. Emana virtuosismo y hace parecer que la guitarra es una extensión de su cuerpo.
Y así lo reconocen Belew, Levin y Carey, en “The Sheltering Sky”, tendiéndole una alfombra de ritmos sobre la cual él se revienta un solo que, seguramente, será recordado por años por quienes lo escucharon.

Luego de dos muy atascados bloques, el show terminó con “Indiscipline” y la atinada frase gritada por Belew: “I like it!”, que es lo mínimo que se puede decir después de ver a BEAT en acción. Luego, como extra y para romper con el programa kingcrimsoniano ochentero sonó “Red”.
“Thela Han Ginjeet” regresó las cosas a su curso, pero, esa sí fue la última de la noche y con la cual se puede presumir que, casi en su totalidad, sonó el enorme Discipline. Faltó la homónima y algunas otras del Beat y del Three of a Perfect Pai , pero aún así, “Señores, el progre revivió”…