
11-Julio-2025 .-Una oscura historia salió a la luz en Pachuca, Hidalgo, luego del asesinato de dos agentes de investigación a manos de integrantes de una secta satánica, conocida como Angelito Negro 666, que llevaba ocho años operando sin que las autoridades estatales tuvieran registro de su existencia. El hecho ocurrió en la colonia La Loma, donde los investigadores Paulino Castañeda y Vicente Monroy fueron privados de la vida mientras intentaban entregar medidas de protección.
El caso ha causado conmoción y enojo social. La llamada “Capilla del Angelito Negro 666” se ubicaba en una zona marginal, y según testimonios de vecinos, era común escuchar ruidos extraños, música y celebraciones nocturnas, sin que nadie supiera exactamente lo que ocurría. Los detenidos por el asesinato, cuatro personas entre ellas una mujer, formaban parte del culto que, en redes sociales, se promocionaba como un lugar de fe y milagros, combinando elementos del culto a la Santa Muerte, ritos satánicos y brujería.
Uno de los aspectos más alarmantes es que la secta realizaba proselitismo activo en redes sociales desde hace años, ofreciendo servicios como amarres, limpias, despojos y “milagros”. Atraían a la comunidad a través de peregrinaciones, rifas, bailes, misas, y repartían comida y ropa afuera de hospitales y escuelas, lo que reforzaba una imagen “solidaria” ante los más necesitados, escondiendo la violencia que se vivía al interior del grupo.

“Nunca supimos de esta capilla”, afirmó el procurador interino de Hidalgo, Francisco Fernández, quien a pesar de admitir el desconocimiento, aseguró que “no fue una falla de inteligencia”. Sin embargo, las familias de los agentes asesinados acusan una negligencia evidente: los mandaron sin armas, no se activaron protocolos de búsqueda cuando dejaron de reportarse y la comandancia ignoró las alertas. A raíz de esto, la titular de los agentes de investigación del Centro de Justicia para Mujeres, Patricia Moya, fue separada del cargo.