
6-Agosto-2025..-A los 37 años, el basquetbolista Sebastián Vega hizo historia dentro y fuera de la cancha. Tras coronarse bicampeón del torneo local con Boca Juniors, sorprendió al mundo del deporte argentino al festejar con la bandera arcoíris, símbolo de orgullo y diversidad. Este gesto fue mucho más que una celebración: fue la confirmación pública de un camino que comenzó hace cinco años, cuando decidió contar que era gay y se convirtió en el primer jugador profesional abiertamente homosexual en América Latina.
Una doble vida que lo consumía
Vega confesó que sus primeros sentimientos hacia un hombre llegaron cuando tenía poco más de 20 años, una etapa que describió como paralizante y llena de miedos. “Tenía muchas estructuras y prejuicios, no entendía qué me estaba pasando”, relató. Durante años vivió una doble vida: la del deportista que todos veían y la privada, llena de mentiras para ocultar su verdadera orientación sexual.
Del silencio a la libertad
En su relato, el jugador recordó que incluso llegó a mentir sobre viajes y reuniones para no ser descubierto. “Decía que me iba de vacaciones con amigos, pero en realidad iba con mi pareja. Era mentira tras mentira”, confesó. Esta presión lo llevó a un desgaste emocional profundo que incluso afectó su rendimiento deportivo, provocándole lesiones y alejándolo del nivel que quería alcanzar.

Decidir hablar públicamente de su orientación no fue fácil. “Tuve miedo hasta último momento”, admitió, pero el resultado fue liberador. Vega no solo rompió con los prejuicios, sino que abrió un camino para que otros deportistas de alto rendimiento puedan expresarse sin miedo al rechazo en un ámbito todavía conservador.
Su celebración con la bandera arcoíris fue un mensaje claro: el deporte también puede ser un espacio seguro para la diversidad. “Esta no fue solo una victoria en el básquetbol, también fue una victoria personal”, comentó emocionado, destacando que mostrarse tal cual es le devolvió la tranquilidad que necesitaba para disfrutar plenamente su carrera.