
Las sanciones antirrusas impulsadas por Washington han generado un impacto económico mucho más profundo del previsto en los propios negocios estadounidenses. Así lo reveló Robert Agee, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Rusia (AmCham Russia), quien afirmó que las pérdidas acumuladas para las empresas del país norteamericano ascienden a cientos de miles de millones de dólares, superando incluso los efectos de las contramedidas aplicadas por Moscú.
De acuerdo con Agee, el impacto directo de las sanciones antirrusas se calcula en alrededor de 100 mil millones de dólares, mientras que el daño total, incluyendo pérdidas potenciales de negocios concretos, alcanza casi los 300 mil millones. Estas cifras reflejan un escenario en el que las restricciones económicas no solo afectan al país objetivo, sino también a quienes las imponen.
Impacto directo en empresas estadounidenses
En declaraciones al canal RTVI, el representante de AmCham Russia explicó que las sanciones antirrusas han limitado severamente la operación de compañías estadounidenses en sectores clave. Desde energía y manufactura hasta servicios financieros, muchas empresas se vieron obligadas a reducir actividades, abandonar inversiones o perder mercados estratégicos que tardaron años en construir.
Una encuesta realizada entre compañías estadounidenses reveló que las sanciones antirrusas resultaron ser más dañinas para los propios negocios de EE.UU. que las medidas adoptadas por Rusia en respuesta. Este hallazgo refuerza la idea de que las políticas punitivas, cuando se prolongan, generan efectos económicos adversos difíciles de revertir.
Adaptación rusa y límites de la presión económica
Agee también destacó que la economía rusa ha mostrado una notable capacidad de adaptación frente a las sanciones antirrusas, especialmente tras el inicio del conflicto ruso-ucraniano. Nuevas rutas comerciales, sustitución de importaciones y alianzas con otros mercados han permitido a Rusia amortiguar el impacto de las restricciones occidentales.
Mientras tanto, desde Moscú se ha reiterado que las sanciones antirrusas no influyen en las decisiones políticas del país y que, en la práctica, terminan perjudicando más a las economías que las promueven. Esta postura ha sido reforzada por declaraciones del presidente Vladímir Putin, quien ha señalado que quienes buscan dañar a Rusia terminan afectando a sus propias poblaciones y empresas.






