
El Gobierno de México ha hecho público un balance sobre el incremento del Salario Mínimo que califica como histórico. De acuerdo con las cifras oficiales, en un periodo de ocho años, la remuneración más baja en el país habrá experimentado un aumento acumulado superior al 256.5%. Esta política de recuperación ha sido una de las banderas principales de la actual administración, marcando una distancia notable con los ajustes que se realizaban en décadas anteriores.
El drástico incremento del Salario Mínimo Diario se ilustra con el paso de 88.36 pesos en 2018 a una proyección de 315.04 pesos para el año 2026. Esto significa que, si las proyecciones se cumplen, el poder adquisitivo de los trabajadores que perciben el Sueldo Básico habrá sido impulsado de manera excepcional, consolidando una tendencia que busca mejorar las condiciones de vida de millones de mexicanos.
Crecimiento Sostenido Anual Supera Ajustes Históricos
La estrategia de recuperación del Salario Mínimo no se ha dado en un solo momento, sino que ha sido el resultado de incrementos anuales constantes y muy significativos. Las cifras del Gobierno de México indican que entre los años 2019 y 2024, los aumentos aprobados oscilaron entre el 12% y el 22% cada año.
Esta dinámica de alzas anuales se coloca muy por encima de los ajustes tradicionales que se realizaban antes de 2018, que a menudo se ubicaban apenas por encima de la inflación, resultando en un estancamiento del Salario Mínimo durante décadas. El sostenimiento de incrementos de dos dígitos en el Minisalario ha sido fundamental para alcanzar el acumulado de más del 256.5%.
Proyección para 2026: Mantener el Impulso de la Remuneración Mínima
La tendencia de crecimiento del Aumento al Salario Mínimo se espera que continúe en los próximos años, según las estimaciones del Gobierno Federal. Para el año 2026, se proyecta un alza adicional del 13%, lo que confirmaría la voluntad política de mantener el poder de compra de la Remuneración Mínima.
Con esta proyección, el objetivo del Gobierno de México se acerca a triplicar el valor del Salario Mínimo respecto a su valor al inicio del sexenio. Este esfuerzo no solo beneficia directamente a los trabajadores de bajos ingresos, sino que busca inyectar mayor liquidez a la economía nacional y reducir la brecha de desigualdad social.







