
En una nueva demostración de su creciente cooperación militar, las armadas de Rusia y China realizaron su primera patrulla submarina conjunta en la región de Asia-Pacífico. Este hito se produjo después de concluir el ejercicio naval «Interacción Marítima – 2025» en el mar de Japón. La maniobra, protagonizada por submarinos de ataque diésel-eléctricos de ambas naciones, se centró en la detección de submarinos de potenciales enemigos y en asegurar las comunicaciones marítimas en la zona, según informó el servicio de prensa de la Flota del Pacífico de Rusia.
El submarino ruso Vóljov recorrió más de 2,000 millas náuticas en esta misión, la cual contó con el apoyo logístico de una corbeta y un remolcador de rescate de la Flota del Pacífico. El comandante del Vóljov, Vladímir Bakro, explicó que la tarea principal de la patrulla conjunta fue identificar submarinos de un «enemigo potencial», una declaración que subraya el carácter estratégico y defensivo de la operación. Este ejercicio busca fortalecer la cooperación naval y proteger las actividades económicas marítimas de ambos países en la región, manteniendo la paz y la estabilidad.

Un paso más en la cooperación militar
La patrulla submarina es un escalón más en la estrecha relación militar entre Rusia y China, que comenzó con ejercicios de buques de superficie en 2021 y se han realizado anualmente desde entonces. En el reciente ejercicio «Interacción Marítima – 2025», participaron buques como el gran buque antisubmarino ruso Admiral Tributs y el destructor chino Shaoxing. La inclusión de submarinos en las maniobras representa un avance significativo, ya que estas embarcaciones son clave para la vigilancia subacuática y el poder militar.
La decisión de Rusia y China de realizar esta patrulla naval conjunta envía un claro mensaje a la comunidad internacional sobre su alianza. Al fortalecer su interacción militar, ambos países buscan proyectar su influencia y poder en la región Asia-Pacífico. La coordinación en el mar y bajo el agua no solo mejora sus capacidades defensivas, sino que también sirve como una demostración de fuerza y una advertencia a cualquier actor que pueda amenazar sus intereses en un área de vital importancia estratégica y económica.

La patrulla submarina conjunta de Rusia y China debe ser analizada dentro del complejo panorama geopolítico de la región de Asia-Pacífico. Este movimiento no se produce en el vacío, sino en un momento de crecientes tensiones con Estados Unidos y sus aliados, como Japón, Australia y Corea del Sur. La cooperación naval entre Moscú y Pekín es vista como una respuesta directa a la expansión de la OTAN y las alianzas de seguridad lideradas por EE. UU. en la zona. Desde una perspectiva crítica, la «identificación de submarinos de un enemigo potencial» es una referencia directa a la presencia de flotas occidentales en el Pacífico.
Este tipo de ejercicios militares no solo perfecciona las habilidades de las tripulaciones, sino que también sirve como una herramienta de disuasión. Al mostrar su capacidad de operar juntos en las profundidades del océano, Rusia y China envían una señal de que están preparados para defenderse de lo que consideran una amenaza externa. Además, la colaboración en tecnología submarina y tácticas navales podría darles una ventaja estratégica a largo plazo. En este contexto, la patrulla submarina conjunta no es solo un ejercicio de entrenamiento, sino un acto de diplomacia militar que redefine la dinámica de poder en la región.
