
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, anunció que Moscú presentó una propuesta para elevar el nivel de las negociaciones con Ucrania. Según explicó, este paso busca darle mayor seriedad y concreción al diálogo, con el fin de acercarse al análisis de los puntos clave que podrían llevar a una resolución sostenible del conflicto. La idea, según Lavrov, fue planteada directamente por el presidente Vladímir Putin en una llamada con Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos.
El canciller ruso aseguró que Trump valoró positivamente la propuesta y que Moscú espera que Washington la transmita de manera clara a Kiev. Para Rusia, este movimiento representaría un avance no solo en lo político, sino también en lo simbólico, pues otorgaría más fuerza a las delegaciones al momento de discutir temas sensibles como la seguridad, las fronteras y el estatus de los territorios en disputa.
Actualmente, las conversaciones que se celebran en Estambul están encabezadas por el asesor presidencial Vladímir Medinski en representación de Moscú, mientras que Ucrania es representada por Rustem Umérov, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y exministro de Defensa. Ambos funcionarios han mantenido un intercambio constante, aunque con limitados resultados concretos en los últimos encuentros.

Falta de respuesta de Kiev a propuestas rusas
Tras las últimas rondas, Rusia propuso la creación de tres grupos de trabajo centrados en temas militares, humanitarios y políticos. No obstante, Lavrov subrayó que Kiev no ha dado una respuesta formal a esta iniciativa, lo que para Moscú representa un freno en los intentos de alcanzar acuerdos específicos que bajen la tensión en el terreno.
El trasfondo de esta propuesta revela también un cálculo estratégico. Elevar el nivel de las delegaciones implicaría que figuras de mayor rango, posiblemente ministros o incluso vicepresidentes, se sumen al proceso. Con ello, las decisiones tendrían mayor peso y podrían traducirse en compromisos con más capacidad de implementación. Sin embargo, expertos señalan que sin voluntad política real de ambas partes, incluso un diálogo de alto nivel corre el riesgo de quedar en declaraciones sin resultados.
En derecho internacional destacan que elevar el nivel de las delegaciones no solo tiene un efecto diplomático, sino también jurídico. En caso de que se logren acuerdos en esas mesas, podrían convertirse en compromisos con mayor legitimidad ante organismos internacionales como la ONU, lo que abriría la puerta a mecanismos de verificación más sólidos. Esto significaría que, si Ucrania y Rusia alcanzan un consenso, existiría mayor presión para cumplirlo y menor margen para romper lo pactado sin consecuencias.
