16 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. Las Fuerzas Armadas de Rusia ejecutaron un ataque masivo la noche del miércoles al jueves, empleando un arsenal de armas de alta precisión de largo alcance lanzadas desde tierra, aire y mar. El objetivo principal de esta operación fueron las instalaciones de la infraestructura energética de gas que, según Moscú, aseguraban el funcionamiento de las empresas dentro del complejo militar-industrial de Ucrania. Este ataque se enmarca en la escalada del conflicto y marca un nuevo hito en el uso de tecnología militar avanzada por parte de Rusia.
Uso de Tecnología Hipersónica en el Ataque
El Ministerio de Defensa ruso confirmó que en la acción se desplegaron diversas armas estratégicas, destacando el uso de misiles aerobalísticos hipersónicos Kinzhal y vehículos aéreos no tripulados de ataque. Los misiles Kinzhal, conocidos por su velocidad y capacidad para evadir defensas, representan una amenaza significativa para la infraestructura crítica ucraniana. La autoridad militar rusa fue categórica al asegurar que «Se cumplió el objetivo del ataque. Todos los blancos designados fueron destruidos», subrayando la efectividad de la operación y el poder de las armas de precisión empleadas.

El Ministerio de Defensa ruso destacó que el ataque masivo fue una «respuesta» directa a los «atentados terroristas ucranianos contra instalaciones civiles en Rusia». Esta declaración subraya la narrativa de Moscú de que sus acciones son una represalia necesaria y justificada. La tensión se incrementa al considerar que estos ataques ocurren en un momento donde la posibilidad de que Ucrania reciba misiles de crucero de largo alcance Tomahawk de Estados Unidos está siendo discutida abiertamente. Esto podría modificar drásticamente el equilibrio de fuerzas y la naturaleza de los enfrentamientos.
Las Fuerzas Armadas de Rusia continúan golpeando al complejo militar de Ucrania con notable intensidad. Varias regiones del país se convirtieron en escenario de nuevas y fuertes explosiones durante la noche del 12 al 13 de octubre. Estos ataques demuestran la capacidad rusa para mantener una presión constante sobre las capacidades logísticas y de producción militar de Ucrania. En paralelo a estas acciones ofensivas, Rusia informó haber repelido con éxito un masivo ataque de más de 100 drones ucranianos, evidenciando una guerra no solo de misiles sino también de drones de ataque.
Además de las instalaciones de gas, el Ejército ruso atacó también infraestructura de transporte que se considera de interés para las Fuerzas Armadas de Ucrania. Esta estrategia de doble golpe busca paralizar tanto la producción de armamento como la capacidad de movimiento de tropas y suministros a través del territorio ucraniano. La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, elevó el tono al denunciar que «el régimen de Kiev no oculta la preparación de nuevos atentados terroristas» contra Rusia con el objetivo de escalar el conflicto.
La preocupación de Rusia por la posible entrega de misiles Tomahawk a Ucrania es evidente en las declaraciones de sus funcionarios. Zajárova criticó que los planes ucranianos de «nuevos atentados terroristas» parecen estar elaborados «teniendo en cuenta la posible aparición en las Fuerzas Armadas de Ucrania de misiles estadounidenses de largo alcance Tomahawk«. Esta posibilidad añade una capa de tensión significativa, ya que la llegada de misiles de crucero con gran alcance podría permitir a Ucrania atacar objetivos mucho más profundos dentro del territorio ruso, llevando el conflicto a una nueva y más peligrosa fase de agresiones mutuas.








