
El Kremlin busca ganar tiempo con la guerra
El Kremlin ha dejado claro que no quiere la caída del régimen iraní, pero tampoco está dispuesto a arriesgar su relación con Israel y Estados Unidos por defenderlo. Según Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa, no existen condiciones para mediar entre Irán e Israel, ya que la tensión sigue escalando con ataques, muertes de altos mandos y amenazas de represalias.
Mientras Teherán pierde líderes militares y su infraestructura nuclear sufre daños, Estados Unidos presiona con un gran despliegue militar en Oriente Próximo y Donald Trump exige una rendición incondicional de Irán. Aun así, Moscú mantiene su distancia: Putin afirmó que Irán no ha solicitado apoyo militar y recordó que el tratado de asociación entre ambos países no incluye compromisos de defensa mutua.
Rusia se beneficia del conflicto… por ahora
Expertos como Nikita Smagin señalan que Rusia juega con cuidado: a corto plazo, la guerra beneficia al Kremlin porque eleva el precio del petróleo, lo que ayuda a equilibrar su presupuesto afectado por las sanciones y la guerra en Ucrania. Sin embargo, la caída del régimen iraní sería un golpe a largo plazo, ya que Irán es un socio estratégico para proyectos energéticos y de transporte.
La experiencia rusa con líderes derrocados no es nueva: Putin aún recuerda la muerte de Gadafi como una advertencia de lo que ocurre cuando se interviene demasiado tarde o se subestima el papel de actores extranjeros. Por eso, si la República Islámica se derrumba, no se descarta que Alí Jamenei encuentre refugio en Moscú.
En el aspecto militar, la cooperación entre Rusia e Irán ha disminuido su intensidad. Los drones Shahed-136, que antes llegaban directamente desde Teherán, ahora se producen casi en su totalidad dentro de Rusia bajo la versión Geranium-2. Analistas coinciden en que el aporte iraní en esta área ya no es tan crucial para Moscú como lo fue en 2022.
Mediación rusa: cada vez menos relevante
Políticamente, Rusia ya no juega un papel indispensable como mediador en la región. Antes, durante las negociaciones nucleares, Moscú era clave para exportar uranio enriquecido de Irán y garantizar acuerdos. Hoy, la prioridad del Kremlin es evitar enemistarse con Israel y mantener estable la relación con la OPEP para no afectar los ingresos por petróleo.
Aunque las relaciones entre Rusia e Israel se han tensado, especialmente tras la visita oficial de Hamás a Moscú, expertos como Hannah Notte coinciden en que Tel Aviv sigue viendo a Rusia como un mediador neutral y útil para contener mayores escaladas. Sin embargo, cada día que pasa sin una salida diplomática, la influencia rusa se reduce.
Me parece genial que se hable de este tema, pero a veces siento que no se le da la importancia que realmente merece. Es clave que la gente esté más informada y se involucre en lo que pasa a su alrededor.