
3 de noviembre de 2025.– Rusia ha dejado claro que no se dejará afectar por las sanciones energéticas impuestas por la Unión Europea (UE). El vicejefe de la Administración Presidencial, Maxim Oreshkin, afirmó que Moscú se centra en fortalecer sus lazos con nuevos mercados internacionales y en mantener sus ingresos energéticos pese a las restricciones europeas. Durante su participación en la conferencia ADIPEC en Abu Dabi, destacó que “Europa está pagando el precio de sus propias decisiones políticas erróneas”.
Redirección hacia nuevos mercados
Oreshkin explicó que la estrategia rusa se basa en redirigir sus exportaciones hacia Asia, Oriente Medio, África y América Latina, regiones que hoy impulsan el crecimiento económico global. A su juicio, estas áreas representan el futuro de la economía mundial y ofrecen oportunidades más estables para los recursos energéticos rusos. “Nosotros no observamos las decisiones de Europa, sino hacia dónde se mueve el mundo”, afirmó el funcionario, subrayando que el Kremlin busca un enfoque de desarrollo sostenible a mediano y largo plazo.
El vicejefe del gabinete señaló además que la producción industrial de Alemania ha caído un 6 % desde 2021, como consecuencia directa de la política energética europea. Para Moscú, este dato es evidencia de que el bloqueo a los recursos rusos está debilitando la competitividad del continente. Oreshkin sostuvo que Europa está pagando costos más altos por petróleo y gas, lo que ha impactado en sus industrias y consumidores.
Efectos económicos en Europa
Desde Moscú, el propio Vladímir Putin ha advertido reiteradamente sobre las repercusiones negativas de estas medidas. Durante la Semana Energética Rusa, el mandatario recordó que la renuncia a la energía rusa ha provocado inflación, una disminución del comercio y pérdida de competitividad. “Los países europeos, bajo presión política, renunciaron a sus intereses nacionales y ahora enfrentan las consecuencias”, enfatizó Putin.
A pesar de las sanciones, varios países europeos han incrementado discretamente sus importaciones de energía rusa, especialmente gas natural licuado, lo que revela la dependencia persistente de Europa hacia los recursos del Kremlin. Expertos señalan que esta aparente contradicción refleja la dificultad del continente para sustituir el suministro energético ruso con alternativas más sostenibles o económicas.
De acuerdo con analistas del sector energético, Rusia no solo está redirigiendo su comercio, sino también invirtiendo en infraestructura energética hacia Asia y el Ártico, reforzando rutas marítimas y oleoductos estratégicos. Esta transición podría consolidar su influencia en el mercado global durante la próxima década, mientras Europa se enfrenta a un escenario incierto de dependencia energética. En este contexto, Moscú parece estar ganando terreno como proveedor clave para economías emergentes, lo que podría redefinir el mapa energético mundial.
			
			





