QUINTANA ROO – 20 DE OCTUBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El centroderechista Rodrigo Paz ha sido electo como el nuevo presidente de Bolivia tras una victoria en la segunda vuelta electoral, marcando un hito al finalizar dos décadas de dominio político del Movimiento al Socialismo (MAS). Con el 97% del cómputo oficial escrutado por el Tribunal Supremo Electoral, el economista de 58 años se impuso con el 54.6% de los votos frente al 45.4% de su oponente, el exmandatario Jorge Quiroga. Esta elección, que contó con una alta participación de entre 85% y 89% de los ciudadanos habilitados, no solo representa un cambio de gobierno, sino un giro ideológico y estratégico para la nación andina después de la era impulsada por Evo Morales.
El Enfoque de Paz: Seguridad Jurídica sobre Ideología
Tras su triunfo, el presidente electo afirmó que Bolivia está comenzando a recuperar «paso a paso» su lugar en la escena internacional, un rol que, según él, se había perdido durante los 20 años de gestiones del MAS. El hasta ahora senador agradeció a la «familia boliviana, a la patria y Dios» por el respaldo, y adelantó su plan de gobierno, el cual priorizará la seguridad jurídica y el respeto a la propiedad privada. Paz fue claro al señalar que “La ideología no da de comer. Lo que da de comer es el derecho al trabajo, son las instituciones fuertes, es tener seguridad jurídica, el respeto a la propiedad privada”, buscando así un enfoque más pragmático y menos doctrinario que el implementado por el MAS.

El compromiso de Rodrigo Paz con el sector privado y la seguridad jurídica parece haber sido clave para atraer a votantes de izquierda que, aunque desilusionados con la crisis económica durante el final del período del MAS de Evo Morales, recelaban de las promesas de austeridad de Quiroga. Paz ha prometido mantener los programas sociales instaurados por el movimiento saliente, buscando un equilibrio entre la apertura al mercado y la continuidad de las políticas de beneficio social. Su victoria se interpreta como un deseo de estabilidad y certidumbre en el futuro económico del país, golpeado por una crisis económica que se profundizó antes de las elecciones.
El presidente electo hizo hincapié en la necesidad de «abrir Bolivia al mundo, retomar un rol» en la escena internacional, lamentando la pérdida geopolítica y geoeconómica de la nación. Como ejemplo, mencionó que ninguno de los presidentes de los países fronterizos (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú) asistió a las celebraciones por los 200 años de independencia de Bolivia, un hecho que, a su juicio, refleja un aislamiento que debe terminar. Paz aseguró que este tipo de desconexión no puede volver a ocurrir, prometiendo llevar adelante una política exterior más activa y cercana a sus vecinos y socios globales.
Reactivación Internacional y Respaldo de EE.UU.
En su discurso, Rodrigo Paz agradeció las felicitaciones recibidas de varios líderes de la región, mencionando a los presidentes de Panamá, Paraguay, Uruguay, Ecuador y Perú. De manera destacada, agradeció por su nombre al subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, quien lo llamó en representación del presidente Donald Trump para expresarle su respaldo. Paz subrayó la intención de llevar adelante una «relación estrecha» con uno de los gobiernos más importantes del ámbito mundial. Este acercamiento, en particular con Estados Unidos, contrasta fuertemente con la política exterior del MAS, que a menudo mantuvo una postura confrontacional con Washington.

Paz mencionó la importancia de la relación con Estados Unidos para la garantía del suministro energético de Bolivia, al asegurar que se trabajará para que, a partir del 8 de noviembre, al país «no le falten sus hidrocarburos». Esto sugiere que la recuperación de los lazos diplomáticos se traduce directamente en beneficios concretos en áreas estratégicas como la energía, crucial para la economía boliviana. El nombramiento de Paz marca el regreso de un apellido político tradicional al poder, siendo el tercer miembro de su familia en alcanzar el máximo cargo, después de su padre y su tío abuelo, simbolizando un cambio de ciclo histórico.