
La infraestructura criminal al descubierto
A pesar de los compromisos del gobierno por erradicar el robo de combustible, este delito sigue creciendo en México y amenaza con superar las estrategias oficiales. Solo en julio de 2025, las autoridades decomisaron más de 17 millones de litros de hidrocarburo ilegal en distintos operativos, una cifra que refleja la magnitud de las redes delictivas detrás del llamado huachicol. Según especialistas en seguridad, lo asegurado representa apenas una fracción de lo que realmente circula en el mercado negro.
Reynosa, Tamaulipas, fue uno de los puntos más impactantes en estos operativos. En un predio de la colonia La Escondida, las autoridades confiscaron 9 tractocamiones, 12 motobombas, 39 tanques de almacenamiento conocidos como “frac tanks” y hasta generadores de energía. En el lugar, se localizaron 1 millón 802 mil 650 litros de hidrocarburo robado, evidenciando la compleja infraestructura que los delincuentes utilizan para sus operaciones.
Otro operativo importante se llevó a cabo en Suchiate, Chiapas, donde la Marina localizó un almacén con 150 bidones que contenían 12 mil litros de diésel. En Veracruz, la situación no fue distinta: en Las Vigas de Ramírez, se descubrió una bodega con 933 mil litros de petróleo crudo, 3 cisternas y 64 vehículos listos para su transporte.
La red ferroviaria como nueva ruta del huachicol
La problemática no termina ahí. En Coahuila, el 7 de julio, las autoridades descubrieron un uso inédito para el transporte del combustible robado: la red ferroviaria. En los tramos de Ramos Arizpe y Saltillo, fueron asegurados 129 carrotanques cargados con 15 millones 480 mil litros de hidrocarburo. Este hallazgo confirma que los grupos criminales están ampliando sus rutas y métodos para distribuir el combustible ilegal.
En Tabasco, el 2 de julio, se aseguraron 880 mil litros más en dos inmuebles ubicados sobre la carretera Paraíso-Villahermosa. Los contenedores, más de mil en total, mostraron que este delito no solo involucra a bodegas ocultas, sino también a complejas redes de transporte.
Los datos revelan una inquietante realidad: si estas operaciones fueron desmanteladas, ¿cuántas más siguen activas en el país? La pregunta persiste, sobre todo al recordar casos como el de la mini refinería ilegal de Coatzacoalcos, descubierta en junio pasado, que operó durante seis años produciendo diésel y otros derivados sin ser detectada.