
16 JULIO 2025- Cancún, Q. Roo.- Luego de meses de creciente violencia y descontento social, finalmente se confirmó la renuncia de Carlos Ernesto Damiano Sumuano como secretario de Seguridad Pública de Benito Juárez. Su salida era un secreto a voces entre los círculos políticos y ciudadanos, especialmente tras el aumento alarmante en delitos de alto impacto, como balaceras y desapariciones, durante su gestión. Su renuncia marca el fin de una etapa ampliamente criticada por la falta de operativos efectivos y el creciente temor que se apoderó de las calles de Cancún.
Desde que asumió el cargo, Damiano Sumuano fue blanco constante de señalamientos debido a su aparente incapacidad para coordinar una estrategia integral que atendiera las verdaderas causas de la inseguridad. A pesar de múltiples anuncios sobre cámaras corporales, patrullajes y supuestas “células de inteligencia”, los resultados fueron escasos o nulos. La confianza de la ciudadanía en la Secretaría de Seguridad Pública cayó a niveles mínimos, mientras las cifras de violencia seguían escalando.

Durante su administración se registraron hechos de violencia extrema: ejecuciones a plena luz del día, ataques a patrullas, feminicidios y una ola de robos en negocios y espacios públicos. Además, se reportaron casos de abuso de autoridad por parte de elementos de la policía municipal, sin que se dieran sanciones ejemplares o acciones contundentes para depurar la corporación. Todo esto se convirtió en un cóctel de desconfianza social que, sumado a la presión interna desde el Cabildo, habría terminado por sepultar su permanencia en el cargo.
Un dato que agrega mayor gravedad a esta situación es que, según datos del Observatorio Ciudadano de Seguridad de Quintana Roo, Cancún ha sido en lo que va del año una de las ciudades con mayor percepción de inseguridad en el país, superando incluso a zonas históricamente más conflictivas. Esto habla no solo de un fracaso individual, sino de un sistema que requiere una reestructuración urgente y profunda.

Hasta el momento, no se ha informado quién será el nuevo responsable de la seguridad en Benito Juárez. Lo cierto es que el próximo titular heredará una corporación fracturada, una ciudadanía molesta y una ciudad en crisis. Los expertos en seguridad consultados coinciden en que no bastará con cambiar de nombre; se necesita una transformación real en el modelo policial, así como una estrategia que priorice la proximidad social, la inteligencia y la transparencia.
La renuncia de Damiano Sumuano no debería verse como un cierre, sino como una oportunidad para corregir el rumbo y reconstruir la relación entre la ciudadanía y sus autoridades. La urgencia de retomar el control no es solo una cuestión de imagen política, sino de garantizar la paz y la vida de miles de habitantes de Cancún que hoy viven entre la incertidumbre y el miedo