9 DE SEPTIEMBRE DEL 2025- INTERNACIONAL. En el complejo tablero de la geopolítica, un ambicioso proyecto de infraestructura en África ha provocado una profunda disputa entre naciones vecinas. La Gran Presa del Renacimiento Etíope, la más grande de su tipo en el continente, es el epicentro de un conflicto por el agua del río Nilo. Construida a un costo de 5 mil millones de dólares, la presa representa para Etiopía un símbolo de progreso y orgullo nacional, con el potencial de llevar electricidad a más del 60% de su población que carece de ella. Se espera que la energía generada también sea exportada a países de la región y hasta a naciones de Oriente Medio.

El Renacimiento de Etiopía y su Impacto Geopolítico
Este gran renacimiento de Etiopía, sin embargo, ha generado un gran descontento en Egipto. Para los egipcios, que dependen casi por completo del Nilo para su suministro de agua, la presa representa una amenaza existencial. Con más del 90% de su territorio desértico, el Nilo es la fuente de vida para sus 107 millones de habitantes. El miedo a una escasez de agua severa ha provocado una alarma nacional y ha llevado a un momento de tensión diplomática, llegando incluso a especularse sobre un posible conflicto armado entre ambos países. Un antiguo acuerdo colonial de 1920 que garantizaba a Egipto un gran porcentaje del caudal del Nilo ahora parece haber quedado obsoleto.
El proyecto de la Gran Presa del Renacimiento Etíope se ha convertido en una fuente de unión en un país históricamente marcado por conflictos. Millones de etíopes, desde ingenieros que trabajaron en la construcción hasta ciudadanos comunes que compraron bonos del gobierno, han contribuido a su financiamiento, convirtiéndola en un símbolo de orgullo nacional y una muestra de la capacidad de su gente. Este sentido de propiedad colectiva ha trascendido las diferencias políticas y étnicas, demostrando un consenso único en el país. El primer ministro Abiy Ahmed Ali ha posicionado a Etiopía en el escenario mundial gracias a esta monumental obra.

Los trabajadores de la presa, como el ingeniero Moges Yeshiwas, han sacrificado años de sus vidas, soportando duras condiciones climáticas y largas jornadas laborales. Su compromiso es un reflejo de la esperanza que el proyecto simboliza para la nación. Para muchos, este esfuerzo personal se ve recompensado por la visión de un futuro más brillante, uno en el que la energía generada por el Nilo Azul, una parte fundamental del renacimiento etíope, iluminará los hogares de millones de familias, permitiendo a sus hijos estudiar de noche y mejorando la salud de sus comunidades.
Un caso conmovedor es el de Getenesh Gabiso, una mujer etíope que vive en una aldea sin electricidad a solo 10 km de una ciudad importante. Para ella y su familia, la Gran Presa del Renacimiento Etíope no es solo un proyecto de infraestructura, sino la promesa de algo tan básico y vital como la luz. Su esperanza de tener electricidad en su hogar refleja la realidad de millones de personas que aún viven en la oscuridad y que ven en esta obra un camino hacia un futuro con más oportunidades, un verdadero renacimiento personal y colectivo.
A pesar de las promesas de un futuro brillante para Etiopía, Egipto ha tomado medidas desesperadas para mitigar los posibles daños. El país ha construido la planta de tratamiento de agua más grande del mundo y ha perforado miles de pozos para buscar fuentes alternativas. Además, ha tenido que reducir la superficie dedicada al cultivo de arroz, un cultivo que consume mucha agua, impactando directamente su sector agrícola. La tensión sigue latente, con Egipto argumentando que la retención de miles de millones de metros cúbicos de agua causará daños irreparables, mientras Etiopía celebra el inicio de una nueva era.

Las disputas por el agua en la cuenca del Nilo