
OAXACA.- “Regrésenmela viva”, suplicó el padre de Lesly N., al enterarse de la desaparición en la costa de Oaxaca.
Desesperado, pidió ayuda a los usuarios de redes sociales para difundir el boletín de búsqueda y facilitar su localización.
“Me hace falta una. Regrésenmela viva”, escribió en su cuenta de Facebook, acompañando su mensaje con imágenes de sus dos hijas. Sin embargo, la búsqueda terminó en tragedia.
Las autoridades confirmaron que Lesly fue una de las jóvenes asesinadas con extrema violencia y su cuerpo hallado entre otros cadáveres abandonados en la zona limítrofe entre Oaxaca y Puebla.
Según información compartida por familiares, la última vez que tuvieron noticias de ella fue el 28 de febrero, a las 11 horas, cuando estaba en la playa Zipolite, Oaxaca.
Familiares y conocidos la describieron en redes sociales como una joven tranquila, apasionada por el deporte y miembro de un equipo llamado “Los Rebeldes”. Su apodo cariñoso era “Huesitos”.
“Mi niña bonita, te han arrebatado de mi vida y no te pude proteger. No tengo mente ahora para poder aceptar lo que está pasando, quisiera que todo esto fuera una pesadilla y que mañana todo esté bien, tu único error fue confiar en personas equivocadas, mi niña”, escribió su hermana Karla, también en redes sociales, en un mensaje de despedida.
Sumidos en el dolor y la indignación, los familiares denunciaron la revictimización de los jóvenes y, por ello, evitaron cualquier contacto con la prensa durante los funerales y sepelios.
La decisión se debió a la difusión de capturas de pantalla de un grupo de WhatsApp llamado “Los Zacapuaxtlas”, en las que se insinuaba que las víctimas tenían algún vínculo con esta presunta banda delictiva.
“Mi hija no tenía que ver con ese grupo, si realmente se investiga se sabrá que hay muchas cosas ahí y mi hija no se merecía eso”, afirmó la madre de Angie N, a través de redes sociales.
Las imágenes del chat no muestran nombres relacionados con los jóvenes asesinados, pero la narrativa que se replicó en diversas plataformas los señalaba como integrantes de una organización dedicada al robo.
Angie N. era conocida en su comunidad como una mujer alegre, madre de un niño, y trabajaba en el sector de la belleza, especializándose en la colocación de uñas y maquillaje. Se encontraba en Oaxaca por invitación de su pareja.
Jacqueline Ailet, también víctima del crimen, tenía dos hijos. De acuerdo con su familia, viajó a Oaxaca para vacacionar con su pareja, pero ambos fueron secuestrados en la playa de Zipolite.
Es realmente desgarrador ver cómo una familia tiene que pasar por algo así. La desesperación del padre es algo que nadie debería experimentar. Es triste que en estos casos, muchas veces la ayuda no llega a tiempo. Deberíamos unirnos más para ayudar a quienes están en situaciones tan difíciles y hacer que las autoridades actúen más rápido.