La seguridad vial es un tema de suma importancia en cualquier sociedad, y el consumo de alcohol al conducir es una de las principales causas de accidentes de tráfico. Sin embargo, la reciente reforma al artículo 186 del Código Penal del Estado de Quintana Roo, que incrementa las sanciones para los conductores que manejen en estado de ebriedad, podría no ser la solución adecuada para prevenir estos accidentes, sino que podría generar más problemas.
El Observatorio Legislativo de Quintana Roo ha señalado que esta reforma puede generar controversias con el reglamento de tránsito de los municipios, ya que considera estas situaciones como faltas administrativas y no como delitos penales. Además, la falta de instrumentos para medir el grado de alcoholemia en el sitio y la necesidad de que la disposición del infractor se realice ante el Ministerio Público pueden generar actos de extorsión y corrupción por parte de los agentes de tránsito y demás policías.
Es importante destacar que esta reforma no introduce un nuevo tipo penal en el Código del Estado, sino que simplemente aumenta las sanciones para los conductores que manejen en estado de ebriedad. Además, ya existe un artículo en el Código Penal que contempla los casos en los que el conductor está en estado de ebriedad y causa lesiones o incluso homicidio.
Otro punto a considerar es la armonización con respecto al reglamento de tránsito de los municipios, que considera estas situaciones como faltas administrativas y no como delitos penales. Esto puede generar conflictos de normas, especialmente por las diferencias en la calificación de estado de ebriedad entre el Código Penal del Estado de Quintana Roo y el reglamento de tránsito de los municipios.
Por otro lado, es importante mencionar que el incremento en las multas para castigar estos hechos ya ha generado una cantidad de actos de extorsión y corrupción por parte de los agentes de tránsito municipales. Con esta medida, que convierte el manejar en estado de ebriedad en un delito penal, se puede prever que cualquier policía podría esgrimir este probable delito para hacer detenciones de vehículos y generar aún más hechos de extorsión y corrupción.
En conclusión, la reforma al artículo 186 del Código Penal del Estado de Quintana Roo, que incrementa las sanciones para los conductores que manejen en estado de ebriedad, puede generar más problemas que soluciones. Es necesario buscar alternativas más efectivas y justas para prevenir accidentes viales causados por el consumo de alcohol, sin generar controversias con el reglamento de tránsito de los municipios y sin fomentar la corrupción.