
22 de Septiembre del 2025.- Autoridades de República Dominicana anunciaron el domingo la recuperación de una parte de la narcococaína que era transportada en una lancha rápida, previamente destruida por la Marina de Estados Unidos. La Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) informó que se incautaron 377 paquetes del cargamento, que se estimaba en un total de 1.000 kilogramos de la droga. Este operativo se enmarca en la controvertida misión antinarcóticos que la administración Trump ha desplegado en el sur del Caribe, generando una fuerte reacción tanto de grupos de derechos humanos como de senadores demócratas.
La embarcación, presumiblemente intentando atracar en República Dominicana para usar el país como “puente” hacia Estados Unidos, fue destruida a unas 80 millas náuticas al sur de Isla Beata. La Armada de República Dominicana colaboró estrechamente con las autoridades estadounidenses en la localización de la lancha. Este incidente marca, según la DNCD, la primera vez en la historia que Estados Unidos y República Dominicana realizan una operación conjunta de esta magnitud contra el “narcoterrorismo” en la región. La operación pone de manifiesto la creciente preocupación por el flujo de narcococaína en el Caribe.

El Impacto de la Lucha contra la Narcococaína y las Controversias
Desde agosto, Estados Unidos ha desplegado ocho buques de guerra y un submarino en el sur del Caribe, con el objetivo declarado de combatir el narcotráfico. La Casa Blanca ha reportado la destrucción de tres lanchas rápidas cargadas con drogas, resultando en la muerte de más de una docena de personas a bordo. Sin embargo, estos ataques han generado fuertes críticas, con grupos de derechos humanos calificándolos de ejecuciones extrajudiciales. Dos senadores demócratas incluso han presentado una resolución en el Congreso buscando impedir que la administración continúe con este tipo de acciones, aumentando la controversia alrededor de la estrategia para detener la narcococaína.
La administración Trump ha señalado que al menos dos de las embarcaciones hundidas procedían de Venezuela, país cuyo presidente, Nicolás Maduro, ha sido acusado por funcionarios de la Casa Blanca de ser un narcotraficante y líder del «Cártel de los Soles». Maduro, por su parte, niega rotundamente estas acusaciones y ha calificado el despliegue naval estadounidense como un ataque a su país. Este trasfondo político añade una capa de complejidad a la lucha contra la narcococaína, ligando la estrategia antinarcóticos a la presión ejercida sobre el gobierno venezolano.
Expertos militares, diplomáticos y analistas coinciden en que uno de los principales objetivos de esta fuerza naval es aumentar la presión sobre el presidente de Venezuela. Funcionarios del gobierno estadounidense lo consideran un líder ilegítimo y lo acusan de dirigir bandas criminales y cárteles de la droga. El secretario de Estado Marco Rubio enfatizó esta postura en Fox News, declarando que no se tolerará que un “cártel operando o haciéndose pasar por un gobierno” opere en el hemisferio, y recordó que hay una recompensa por la captura de Maduro, implicándolo directamente en el tráfico de narcococaína.

Impacto Ambiental y Estrategia Regional ante la Narcococaína
Más allá de las implicaciones políticas y de derechos humanos, las operaciones de destrucción de lanchas rápidas cargadas con narcococaína tienen un impacto ambiental significativo. El hundimiento de embarcaciones y el posible vertido de combustible, residuos y la propia droga en las aguas caribeñas pueden afectar gravemente los ecosistemas marinos, los arrecifes de coral y la fauna local. La contaminación resultante puede tener efectos a largo plazo en la biodiversidad y en las economías locales que dependen de la pesca y el turismo. Este aspecto, a menudo pasado por alto en la urgencia de la lucha antinarcóticos, plantea preguntas sobre la sostenibilidad y las consecuencias ecológicas de tales operativos en una región con una alta riqueza natural.