
La reacción sorprendente de Donald Trump al compromiso de Taylor Swift y Travis Kelce ha acaparado los titulares este martes. En una sesión del gabinete el 26 de agosto de 2025, el expresidente, conocido por sus feroces críticas hacia la estrella del pop, pronunció palabras conciliadoras: calificó a Kelce como “un gran jugador y un gran tipo” y a Swift como “una persona estupenda”, deseándoles “mucha suerte” . Este cambio de tono parece atravesar una historia pública cargada de tensiones, sobre todo tras el respaldo político de Swift a figuras demócratas.
Durante años, Trump atacó a Taylor Swift con comentarios rudos, especialmente después de que ella mostrara su apoyo a Kamala Harris en 2024. Declaraciones como “¡ODIO A TAYLOR SWIFT!” saturaron su plataforma de Truth Social, y afirmó que ella ya “no está de moda”. En contraste, su ahora amable mensaje representa una notable tregua pública, que ha descolocado tanto a la opinión pública como a sus seguidores.
La pareja anunció su compromiso en Instagram el mismo día. Con bromas adorables como “Tu profesora de inglés y tu profesor de gimnasia se van a casar”, juntos mostraron románticas fotos en un entorno floral de cuento de hadas, protagonizadas por un anillo de inspiración vintage diseñado por Kelce. Es un momento palpable de felicidad, compartido con millones de fans que siguen cada detalle.
Este gesto público de Trump ha provocado especulaciones sobre sus verdaderas motivaciones. ¿Es un intento genuino de pasar página, o un movimiento de relaciones públicas con miras a mantenerse en el centro del debate cultural? La amabilidad de sus palabras sorprende, pero resulta difícil ignorar el telón político que siempre parece rodear cada palabra del expresidente.
Además, este episodio refleja algo más profundo: el enorme impacto cultural que tiene Taylor Swift sobre la industria del deporte. Su presencia ha sido conocida por generar récords de audiencia, impulsar ventas y transformar incluso el valor de marcas como la NFL. Que Trump se refiera a ella ahora como “una persona estupenda” no es solo un signo de civilidad, sino también un reconocimiento indirecto de su poder como figura mediática.