
Randy Arozarena ha vuelto a ser protagonista en la postemporada del béisbol con una actuación que retumba entre los grandes nombres del deporte. En esta edición, el jardinero cubano empató marcas que hasta ahora parecían inalcanzables, compartiendo la hazaña con leyendas como Lou Gehrig y Babe Ruth. En un momento clave para los Seattle Mariners, Arozarena se erige como uno de los pilares ofensivos del equipo en la lucha por llegar a la Serie Mundial.
Desde que debutó en las fases finales de las Grandes Ligas, Arozarena ha demostrado consistencia. En su paso por Tampa Bay y ahora en Seattle, acumula embasamientos, carreras impulsadas y ofensivas oportunas que lo colocan en elite. En esta campaña de postemporada, se ha embasado 62 veces y acumula 84 bases totales en 35 juegos, cifras que lo empatan con nombres inmortales como Gehrig o Ruth.
Aunque sus números en esta instancia clave —promedio de .161 en los juegos recientes— no serán los más elevados de su carrera, su capacidad de mantener movimiento en las almohadillas y generar impacto en momentos decisivos eleva su valor para el equipo. En el segundo juego de la Serie de Campeonato de la Liga Americana, su aporte de 1 de 4 con dos anotadas fue vital para la victoria de 10‑3 sobre Toronto.
La temporada regular ya había sido un parteaguas para él: alcanzó por primera vez 25 jonrones y 25 bases robadas, lo que habla de su versatilidad ofensiva. Ahora, en la fase decisiva, mantiene un promedio de por vida de .299, 11 jonrones, 18 remolcadas, 29 anotadas y un OPS de .967 en 40 compromisos de postemporada. Estas cifras sustentan su evaluación como jugador decisivo bajo presión.
Impacto en la franquicia de Seattle
Para Seattle Mariners, contar con un jugador de esta talla en momentos críticos es un activo invaluable. No solo fortalece el lineup, sino que empuja al equipo a aspirar más allá del éxito parcial: llegar a su primera Serie Mundial en la historia. Su presencia en la alineación infunde confianza, no solo en sus compañeros, sino también en la afición que exige resultados y memorias inolvidables.
Un desafío que sigue abierto
El reto para Arozarena no es solo empatar récords históricos, sino superarlos. Con su equipo a solo dos triunfos de alcanzar el Clásico de Otoño, él tiene ante sí una oportunidad dorada para ir un paso más allá y dejar su nombre grabado en la posteridad del béisbol. Si logra empujar a Seattle al título, esos registros serán mucho más que cifras: serán leyenda.