El anuncio oficial de que Puerto Rico será la casa del Miss Universe 2026 generó inmediata emoción y expectativas dentro y fuera de la isla. Este certamen marcará la edición número 75 —un verdadero aniversario diamante— y tendrá como escenario el emblemático Coliseo José Miguel Agrelot, un recinto cargado de historia cultural. La combinación de legado, espectáculo y orgullo nacional se perfila como el gran hilo conductor del evento.
El momento del anuncio reunió figuras icónicas: Miss Universe puertorriqueñas como Deborah Carthy‑Deu, Denise Quiñones y Zuleyka Rivera estuvieron presentes, y Dayanara Torres participó de forma virtual. También asistieron autoridades locales, como la gobernadora Jenniffer González, y el presidente de la organización Miss Universe, Raúl Rocha Cantú. Durante su alocución, Rocha Cantú reveló que se espera la participación de más de 135 naciones, lo que convierte el evento en un escaparate global para Puerto Rico.
Puerto Rico ya tiene una relación con este certamen: ha albergado varias ediciones previas, momentos que quedaron marcados en la memoria colectiva de la isla. Entre ellas se destaca 2001, cuando Denise Quiñones ganó la corona en suelo puertorriqueño. Organizar el certamen número 75 es una oportunidad para entrelazar esa historia con una nueva propuesta que refleje la cultura del siglo XXI, con innovación, identidad local y un fuerte componente mediático.
Impacto en turismo y economía local
El efecto será mucho más que simbólico: traer a más de un centenar de delegadas junto con delegaciones, medios y turistas internacionales genera un impulso importante para la industria hotelera, gastronómica, transporte y entretenimiento. Será una ventana de visibilidad global que puede posicionar a Puerto Rico como destino cultural y de eventos de alto nivel. En este sentido, la logística, seguridad y planificación serán esenciales para que todo funcione con fluidez y deje una huella positiva.
Además, el certamen será una plataforma para destacar talentos locales, artistas puertorriqueños e iniciativas culturales. No se trata solo de coronas y belleza: será la ocasión de mostrar música, moda, gastronomía, historias y modos de vida de la isla. Una programación paralela bien curada puede enriquecer la experiencia del público nacional e internacional y dejar un legado que perdure más allá del día de la coronación.
Desafíos organizativos y expectativas globales
Ningún gran festival es perfecto: el reto logístico, la infraestructura tecnológica, la gestión de prensa y la coordinación con los distintos países participantes serán puntos críticos. Debe cuidarse que no haya errores en los traslados, que los escenarios respondan bien y que los medios tengan las facilidades necesarias para cubrir el evento. La expectativa es alta: el mundo pondrá la mirada en Puerto Rico, y cada falla se amplificará en redes. En paralelo, hay que garantizar que la celebración sea incluyente, que respete las diversidades culturales y que invite a un diálogo de empoderamiento, no solo de competencia.
Mientras tanto, para preparar el camino, el certamen Miss Universe 2025 (que se celebrará en Tailandia en noviembre) servirá como ensayo general. Puerto Rico estará representado por Zashely Alicea, una modelo, gimnasta, estudiante y activista de 26 años, decidida a traer la corona a casa. Su desempeño atraerá atención extra hacia la isla en esta antesala del gran evento.
