BRASILIA (EFE).— El Senado de Brasil aprobó ayer una ley que prohíbe el uso del celular entre los alumnos en las escuelas, tanto en las aulas como en el recreo, durante todas las etapas de la educación obligatoria.
La medida, que ya había sido votada en la Cámara de Diputados y ahora está pendiente de la sanción del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, afecta a escuelas públicas y privadas y establece que solo estarán permitidos los aparatos electrónicos para fines “estrictamente pedagógicos”.
La prohibición de los celulares tiene como excepción su uso entre aquellos estudiantes que los necesiten por razones de “accesibilidad” o para “atender condiciones de salud”.
La ley también obliga a las escuelas a adoptar estrategias para tratar los problemas psicológicos de los alumnos e informarles de los riesgos sobre el “uso inmoderado” de los aparatos.
¿Por qué se prohibió el uso del celular en Brasil?
“En todos los lugares donde se puso en marcha la medida (…), se tuvo una mejora en el desempeño escolar, en la disciplina de las escuelas y en la reducción del bullying (acoso escolar)”, señaló durante la discusión el senador Alessandro Vieira, ponente del proyecto, en declaraciones citadas por medios brasileños.
La aprobación llega después de que São Paulo y la ciudad de Río de Janeiro adoptaran decisiones similares en los últimos meses.
El Ministerio de Educación había expresado su apoyo a la medida, al citar estudios que señalan su impacto positivo sobre el desempeño de los estudiantes y sobre la salud mental de los profesores.
“La tecnología es importante, los equipamientos son importantes, pero tiene que haber un límite”, afirmó en octubre pasado el ministro, Camilo Santana.
Países europeos como España, Italia o Francia también han optado por la prohibición de los celulares en las escuelas en un movimiento que ahora gana fuerza en Hispanoamérica.
En Estados Unidos, en septiembre pasado el gobernador de California, Gavin Newsom, promulgó una ley que obliga a las escuelas a limitar o prohibir el uso de celulares, en medio de un creciente consenso de que el uso excesivo puede aumentar el riesgo de enfermedades mentales y perjudicar el aprendizaje.