
10 NOVIEMBRE 2025-NACIONAL- El descontento entre los productores de maíz en México ha crecido ante los bajos precios establecidos por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader). Representantes del sector aseguran que la situación ha llegado a un punto insostenible, pues los costos de producción superan los precios de venta, dejando a miles de agricultores en la incertidumbre. Según el Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano (FNRCM), es urgente establecer precios de garantía que cubran los costos reales de cultivo y permitan la recuperación del sector.
El dirigente agrícola de Sinaloa enfatizó que esta no es solo una lucha por el ingreso de los productores, sino una batalla por la soberanía alimentaria del país. “Estamos luchando por todos los mexicanos, por la autosuficiencia alimentaria y por dejar de depender de las importaciones de granos básicos”, señaló, subrayando que México debe apostar por su propia producción.

Por su parte, Eraclio Rodríguez, líder del FNRCM, denunció que 17 grandes transnacionales, entre ellas Cargill, Kellogg’s, Louis Dreyfus y Maseca, controlan el precio de los granos en al menos 70 países, incluyendo México. Esta concentración, explicó, provoca que los precios del maíz y las oleaginosas se mantengan artificialmente bajos, afectando a millones de productores locales. “Nuestros campos agrícolas están en las mismas condiciones de abandono que en otros países bajo este dominio”, advirtió.
Desde Tamaulipas, Guillermo Aguilar Gómez expresó con preocupación que el campo lleva más de siete años en franco deterioro, sumido en la pobreza y dependiente de las importaciones. “El campo no puede seguir así”, afirmó, al recordar que los agricultores llevan dos años movilizándose para exigir una política que ponga fin al abandono del sector.

En tanto, Marco Antonio Reyes, representante de los productores de Guerrero, destacó que el Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano busca revivir los movimientos auténticos que permitan impulsar el desarrollo rural. Señaló que entidades como Guerrero y Oaxaca enfrentan condiciones adversas, pero cuentan con campesinos comprometidos que necesitan apoyo real, no discursos. “No somos la caja abierta del gobierno; exigimos estrategias claras y resultados concretos”, sostuvo.
Una voz distinta, pero igual de contundente, fue la de Carolina Guales, joven campesina del Estado de México, quien criticó que programas como Jóvenes Construyendo el Futuro “roban la identidad de los jóvenes del campo”. También denunció que la inseguridad ha alcanzado niveles alarmantes: “nos da miedo pedir ayuda a la Guardia Nacional; muchos productores ya dependen de autodefensas porque sienten miedo todos los días”.
La joven añadió que los productores de limón y aguacate viven bajo amenaza constante y deben operar con protección armada para evitar extorsiones y ataques. “No podemos seguir limosneando precios justos, tenemos derecho a vivir de nuestro trabajo”, exclamó. Su testimonio refleja una realidad que trasciende la economía y toca la seguridad y la dignidad de quienes trabajan la tierra.









