
1 DE DICIEMBRE DEL 2025 – INTERNACIONAL. El panorama geopolítico global, marcado por el aumento de conflictos internacionales, está forzando a la industria de defensa de Estados Unidos a acelerar drásticamente su ritmo de trabajo. La causa principal es el evidente agotamiento de las reservas de armas de largo alcance del país, tras las importantes transferencias de arsenal a aliados clave. Este escenario ha impulsado un incremento masivo en la producción de misiles y cohetes, una prioridad que se ha convertido en el foco principal del Departamento de Guerra de EE.UU. Fabricantes de primera línea están invirtiendo cientos de millones de dólares para reabastecer el arsenal y cumplir con la creciente demanda mundial.
Millones para Nuevas Líneas de Ensamblaje
Según detalla The Washington Times, fabricantes cruciales del sector están desembolsando más de 700 millones de dólares en motores para cohetes sólidos, un componente esencial para el armamento de precisión y largo alcance. Empresas como L3Harris Technologies, Lockheed Martin y General Dynamics están a la cabeza de esta inversión, enfocada en establecer nuevas líneas de producción y optimizar las existentes. Este impulso en la producción de misiles busca reabastecer las reservas nacionales que han sido mermadas por los envíos masivos de municiones a países en conflicto como Ucrania e Israel.
Los planes de expansión son ambiciosos y reflejan la urgencia de la situación. Se proyecta que para el año 2026, la capacidad de la cadena de suministro de cohetes se multiplique por seis en la producción de misiles grandes de cohete sólido. Para los motores de cohetes sólidos tácticos más pequeños, se espera al menos triplicar la capacidad actual. Ken Bedingfield, director financiero de L3Harris Technologies, reconoció abiertamente esta necesidad, declarando: «Se han utilizado diversas municiones y, por lo tanto, es necesario reemplazarlas, tanto para nuestros aliados como para nuestro país».
La alta prevalencia de conflictos en todo el mundo ha generado una gran demanda de armamento, especialmente de misiles de largo alcance y alta precisión. Wes Rumbaugh, investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, especializado en defensa antimisiles, señaló que esta situación ha convertido la producción de misiles en la «principal prioridad» del Departamento de Guerra de EE.UU. Su análisis resalta la conexión directa entre la inestabilidad global y la necesidad de Washington de mantener un arsenal capaz de responder a múltiples escenarios simultáneamente.
Una fuente del sector, que prefirió mantenerse en el anonimato, fue aún más directa en su evaluación del estado actual de las reservas: Washington «no tiene suficientes flechas en su arsenal». Esta declaración subraya la preocupación de que la base industrial de defensa estadounidense se había quedado rezagada y ahora se enfrenta a una producción «muy deficiente» para hacer frente a la realidad de los conflictos modernos. La producción de misiles debe acelerarse para evitar un vacío estratégico que podría ser explotado por adversarios.
Este drástico aumento en la producción de misiles y cohetes no solo está motivado por la necesidad de reponer inventarios. También responde a un cambio en la estrategia de disuasión global, donde la capacidad de proyectar fuerza de manera rápida y sostenida es fundamental. El compromiso de EE.UU. de apoyar militarmente a sus aliados a largo plazo exige una base industrial de defensa robusta y escalable que pueda operar sin la presión constante del agotamiento de sus propias reservas nacionales de misiles de precisión.







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