Por Claudia Amador
Amor eterno a Fernando Valenzuela
El sol se despedía parsimoniosamente sobre el Dodger Stadium mientras las nubes, como testigos silenciosos, parecían susurrar mensajes del cielo. Las copas de las palmeras se mecían suavemente, intentando asomarse para ser parte de un momento que quedará grabado en la historia del béisbol: el homenaje a Fernando “El Toro” Valenzuela, en el preludio de un encuentro que revive la magia de hace 43 años.
Casi 56 mil almas se congregaron en uno de los tres estadios más antiguos que siguen en pie, convertido en santuario por una noche. En el montículo, el número 34 resplandecía como un recordatorio perpetuo de las 17 temporadas en las que “El Toro” hizo de ese pedazo de tierra su reino particular.
Las notas de “Amor Eterno” y “El Rey” flotaban en el aire, creando una atmósfera que mezclaba la nostalgia con la celebración. Linda, la esposa de Fernando, rodeada de sus cuatro hijos que no pudieron contener las lágrimas, se mantuvo firme al frente de la familia Valenzuela, enfrentando con dignidad abrumadora la energía que emanaba de las gradas. Lágrimas, abrazos, sonrisas al cielo. Su presencia, a solo tres días de la partida del legendario lanzador, fue un testimonio del amor eterno que une a la familia del béisbol.
¿Se encontraría presente la aficionada que un día se voló la barda para besar a Valenzuela No podremos saberlo, pero sin duda orgullosos y conmovidos compatriotas que quisieron atestiguar el momento del adiós a uno de los ídolos deportivos mexicano.
Horas antes, Dave Roberts, manager de los Dodgers, había plasmado en su cuenta de “X” un mensaje que resonó en el corazón de los aficionados: “Vamos a ganarlo todo por ti”. No era solo una promesa para la Serie Mundial, sino un juramento que abarcará cada momento de la próxima temporada.
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El primer lanzamiento ceremonial estuvo a cargo de Steve Yeager y Orel Hershiser, compañeros de aquella legendaria escuadra del 81 que, junto a Pedro Guerrero, Mike Scioscia, Dusty Baker, Bill Russell y Steve Garvey, escribieron una de las páginas más gloriosas en la historia de la franquicia angelina.
La Serie Mundial 2024 no podía tener un escenario más significativo. Dodgers y Yankees, dos titanes que se han enfrentado en 12 ocasiones previas, reviven la serie de 1981, ahora con un significado especial. En el terreno, dos generaciones de estrellas: Shohei Ohtani, el primer jugador en la historia en conseguir 50 jonrones y 50 bases robadas en una temporada regular, contra Aaron Judge, el cañonero de los Yankees con sus 58 cuadrangulares.
Los Dodgers, que llegaron a esta instancia tras eliminar a los Mets de Nueva York en el sexto juego de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, lucen en sus uniformes un parche especial que reza “Fernando 34”, mientras que los Yankees, clasificados gracias a un dramático jonrón de tres carreras de Juan Soto en el décimo inning contra los Guardianes de Cleveland rinden también respeto a la memoria de una leyenda que trascendió rivalidades.
El cielo sobre el Dodger Stadium parece llorar por “El Toro”, pero también celebra su legado. En este duelo de titanes, el espíritu de Fernando Valenzuela flota sobre el diamante, recordándonos que algunos héroes nunca mueren, simplemente se transforman en leyendas eternas.