Una mujer policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México presentó una denuncia formal ante la Fiscalía General de Justicia (FGJ) y el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred), luego de ser agredida verbalmente en un punto de revisión del programa “Conduce Sin Alcohol”. Este incidente, que se hizo viral en redes sociales, ha puesto en el foco la violencia y el irrespeto que enfrentan a diario los policías en el ejercicio de sus funciones. La agente recibió el acompañamiento de sus mandos y de la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la SSC.
Los hechos ocurrieron el fin de semana, cuando una mujer identificada como Jessica M. agredió verbalmente a la uniformada para evadir la detención en el punto de control. La SSC, a través de una tarjeta informativa, aseguró que brindará todo el apoyo y asesoría necesarios a la policía agredida durante el proceso legal. Este tipo de agresiones no solo denigran la labor de los servidores públicos, sino que también socavan la autoridad y el respeto que la ciudadanía debe tener hacia las instituciones que buscan mantener el orden y la seguridad.
La importancia de proteger a los policías
La denuncia de esta policía resalta un problema recurrente en la sociedad: la falta de respeto y la violencia verbal o física hacia las autoridades. Mientras los programas como el alcoholímetro buscan salvar vidas y prevenir accidentes, la resistencia de algunos ciudadanos llega a niveles de agresión inaceptable. Este suceso subraya la necesidad de fortalecer los mecanismos legales para proteger a los servidores públicos. La SSC, al acompañar a la agente en su denuncia, envía un mensaje claro de que no tolerará este tipo de conductas.
El caso de la policía agredida en el alcoholímetro no es un hecho aislado. En julio pasado, otra mujer, de nacionalidad argentina, agredió a un agente de tránsito que intentaba inmovilizar su vehículo, ganándose el apodo de “Lady Racista”. Esta mujer fue vinculada a proceso por sus acciones, además de tener que realizar diversas acciones como parte de la reparación del daño. Estos casos consecutivos ponen en evidencia un patrón de comportamiento que debe ser sancionado con firmeza para disuadir a futuros agresores.
Este incidente también sirve para reflexionar sobre la percepción que la sociedad tiene de sus policías. La labor de los uniformados, a menudo arriesgada y exigente, pocas veces es reconocida. Al contrario, con frecuencia son blanco de críticas y agresiones. La denuncia de la policía agredida en el alcoholímetro es un paso fundamental para visibilizar estas situaciones y para que se reconozca que las agresiones verbales, aunque no dejen marcas físicas, sí causan daño emocional y psicológico. El apoyo de la SSC a su elemento es un ejemplo de cómo las instituciones deben respaldar a sus trabajadores.
Es importante destacar que la Secretaría de Seguridad Ciudadana, en un esfuerzo por dignificar y profesionalizar a su personal, ha implementado diversas capacitaciones en materia de derechos humanos, uso de la fuerza y atención a la ciudadanía. Sin embargo, estos esfuerzos deben ir de la mano con una mayor conciencia social y respeto hacia la labor de los policías. La impunidad en casos de agresión a las fuerzas del orden no solo debilita a las instituciones, sino que también fomenta un ambiente de desorden. El proceso judicial que se derive de esta denuncia será un termómetro para medir el compromiso de las autoridades y de la sociedad con el respeto hacia quienes velan por la seguridad de todos.
