
Los preparativos para una reunión cara a cara entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Rusia, Vladimir Putin, están en marcha, informó ayer el vicecanciller ruso, lo que marca un claro cambio en los esfuerzos de Occidente por aislar a Moscú debido a su guerra en Ucrania.
En declaraciones a medios estatales rusos, Sergei Ryabkov agregó que, en la posible cumbre entre Putin y Trump, los mandatarios sostendrían amplias conversaciones sobre temas globales y no solo sobre la guerra en Ucrania.
“La cuestión es avanzar hacia la normalización de las relaciones entre nuestros países, encontrando formas de resolver las situaciones más agudas y potencialmente muy, muy peligrosas, de las cuales hay muchas, y Ucrania es una de ellas”, dijo.
Sin embargo, precisó que los esfuerzos para organizar tal reunión están en una fase temprana y que hacerla realidad requerirá la más intensiva labor preparatoria.
Ryabkov añadió que los enviados de Estados Unidos y Rusia se reunirían en las próximas dos semanas para preparar la realización de más conversaciones entre altos funcionarios.
Representantes rusos y estadounidenses que se reunieron en Arabia Saudí el martes acordaron comenzar a trabajar para poner fin a la guerra en Ucrania y mejorar sus lazos diplomáticos y económicos, un extraordinario cambio de rumbo en la política exterior de Estados Unidos con la presidencia de Trump.
Los altos funcionarios estadounidenses han sugerido que Ucrania tendrá que renunciar a sus objetivos de unirse a la OTAN y retener el 20% de su territorio que fue tomado por Rusia.
Tres objetivos
Después de la reunión, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, refirió a la AP que ambas partes acordaron, en términos generales, perseguir tres objetivos: restituir al personal en sus respectivas embajadas; crear un equipo de alto nivel para apoyar las conversaciones de paz sobre Ucrania, y explorar relaciones y una cooperación económica más cercana.
No obstante, enfatizó que las conversaciones —a las que asistió su colega ruso, Serguéi Lavrov, y otros altos funcionarios rusos y estadounidenses— marcaron el inicio de una conversación y la necesidad de un mayor trabajo.
Lavrov, por su parte, consideró la reunión muy útil.
Ningún funcionario ucraniano estuvo presente en el encuentro, que se realizó mientras el país asediado pierde terreno lenta pero constantemente frente a las tropas rusas, más numerosas, casi tres años después de que Moscú lanzara una invasión total de su vecino.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que su país no aceptaría ningún resultado de las conversaciones ya que Kiev no participó, y pospuso su propio viaje a Arabia Saudí programado para el miércoles pasado.
Los aliados europeos también han expresado preocupaciones de que están siendo marginados.
Ayer, miles de personas ondeando banderas ucranianas azul y amarilla marcharon hacia la embajada de Rusia en Londres, exigiendo que se le brinde más apoyo a Ucrania y un lugar en las conversaciones para poner fin a la guerra de tres años.
Los manifestantes gritaron “Trump, no eres amigo, eres un traidor a Ucrania”.
Los organizadores pidieron la retirada de las tropas rusas y un aumento de la ayuda militar para fortalecer la posición de Kiev.
El primer ministro británico, Keir Starmer, tiene previsto visitar Washington la próxima semana para sostener conversaciones centradas en Ucrania.
El premier británico enfatizó que no se pueden tomar decisiones sobre el futuro ucraniano sin la participación de Kiev.