
BERLÍN.— El partido ultraderechista alemán Alternativa para Alemania (AfD), que quedó en segundo puesto en las elecciones del 23 de febrero, expresó su rechazo a una carroza que desfiló ayer en el carnaval de la ciudad occidental de Düsseldorf, que muestra a la jefa de la formación, Alice Weidel, como una bruja de cuento de hadas con un símbolo nazi.
En su cuenta oficial de la red social X, AfD calificó de “incitación al odio” el modo en que Alice Weidel aparecía representada.
En la carroza, que desfiló en el conocido como “Rosenmontag” o “lunes de las rosas”, el día grande del carnaval en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, Alice Weidel aparecía como bruja del cuento de Hänsel y Gretel.
En dicha representación, mientras la política se asoma de una casita hecha de dulces y en la que se leen los nombres de las redes sociales Tik Tok, Youtube e Instagram, ofrece una galleta en forma de esvástica a la pareja de niños del relato folclórico, en cuya ropa llevan escrita la palabra “votante primerizo”.
“El carnaval de Düsseldorf llegó a donde estaba en la década de 1930: extremadamente falto de gusto e insultante. Aquí se muestran signos prohibidos”, escribió en X el diputado regional de AfD en Hesse Frank Grobe, refiriéndose a la esvástica nazi de mazapán que porta la figura de Alice Weidel.
Grobe añadió que se trata de un caso para la división de la policía que investiga los delitos políticos y agregó que ya interpuso una denuncia.
La rama local de AfD en Düsseldorf denunció por su parte en X que la carroza está financiada indirectamente por la cadena pública regional “WDR”, que dona una suma de decenas de miles de euros a la organización del carnaval.
Pero Alice Weidel no es la única política alemana que es objeto de sátira en el desfile. Otros también fueron blanco de sátiras.
Así, Friedrich Merz, el líder del bloque democristiano que ganó los comicios del 23 de febrero, apareció representado como un burro que intenta en vano tirar de un carro cargado con problemas como la recesión económica, la migración o la financiación de la modernización del Ejército.
Mientras, el canciller saliente, el socialdemócrata Olaf Scholz, sigue al timón de una barca que se ha hundido hasta el fondo del mar, ante la mirada de peces y caballitos de mar, mientras su antiguo socio de coalición, el liberal Christian Lindner, no es más que una calavera semienterrada en la arena.
Otras figuras muestran a Alice Weidel y a la política izquierdista Sahra Wagenknecht, que comparten el rechazo al apoyo militar a Ucrania, entregando flores con la cara del presidente ruso, Vladimir Putin, o cómo éste último estrecha la mano del presidente estadounidense, Donald Trump, con la inscripción “pacto Hitler-Stalin 2.0” en los brazos, mientras estrujan entre sus puños al jefe de Estado ucraniano, Volodimir Zelenski.
Es increíble cómo a veces el humor puede cruzar la línea y ofender a muchos. Usar símbolos nazis, aunque sea en un contexto de crítica política, es un tema muy delicado. La historia no se puede olvidar y hay que tener cuidado con lo que se representa, porque hay gente que ha sufrido mucho por eso. Es importante que el arte y la sátira se usen con responsabilidad, sobre todo en un evento que debería ser de celebración.
Es impresionante cómo en eventos como el carnaval se pueden tocar temas tan delicados. Por un lado, es genial que la gente use la sátira para criticar a los poderosos, pero por otro, hay símbolos que deberían mantenerse fuera de estas bromas. Usar un símbolo nazi en un desfile puede herir a muchas personas y no parece el lugar adecuado para eso. La libertad de expresión es importante, pero también hay que tener cuidado con lo que se representa.
Es increíble que en un evento como el carnaval, que debería ser divertido y festivo, se utilicen símbolos tan controvertidos y dolorosos. A veces, la crítica política se puede hacer sin necesidad de recurrir a cosas que traen tantos recuerdos negativos. Hay formas más creativas y respetuosas de expresar descontento sin ofender a quienes han sufrido por esos símbolos.