
La cotización del dólar estadounidense arranca la jornada del jueves 30 de octubre de 2025 con un nivel cercano a los 18.45 pesos por unidad, lo que representa una ligera depreciación del peso mexicano que refleja la mayor fortaleza de la moneda norteamericana en los mercados internacionales. Este fenómeno se presenta en un contexto en el que los inversionistas muestran cautela ante las decisiones de política monetaria de Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, así como ante la debilidad relativa de la economía mexicana.
El tipo de cambio de referencia (“FIX”) divulgado por Banco de México (Banxico) para esta fecha se reporta en torno a los 18.4072 pesos por dólar, mientras que otras mediciones del mercado al mayoreo reflejan valores ligeramente superiores. En ventanillas bancarias, el rango de compra va desde aproximadamente 17.00 a 17.90 pesos y de venta hasta cerca de los 18.90 o más, dependiendo de la institución financiera.
Este comportamiento del tipo de cambio responde en buena medida al fortalecimiento global del dólar, derivado de expectativas de que la Reserva Federal no reducirá sus tasas de interés de forma inmediata, lo cual refuerza la demanda por activos denominados en moneda estadounidense. En paralelo, los mercados internos mexicanos están atentos a indicadores económicos clave que podrían afectar la percepción sobre la fortaleza del peso a mediano plazo.
Para los consumidores y empresas, esta cotización representa un mayor costo en importaciones y servicios contratados en dólares, así como una presión sobre los precios de bienes importados que trasladan al público general. Asimismo, el segmento exportador observa con cuidado este escenario, pues aunque un dólar más caro puede beneficiar sus márgenes en ciertos casos, también implica un entorno de mayor volatilidad cambiaria que dificulta la planificación financiera.
Desde el punto de vista de política económica, el Gobierno y Banxico enfrentan el reto de mantener la estabilidad del tipo de cambio sin erosionar la competitividad de la moneda ni comprometer los niveles de inflación. Las próximas semanas serán determinantes: cualquier señal inesperada de la Fed o los datos macroeconómicos nacionales podrían generar nuevos movimientos sensible en el par peso-dólar.





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