Hay una gran cantidad de sonidos en la ciudad que reconocemos de inmediato. Son tan característicos que le dan una identidad propia a las calles, avenidas y callejones que hay en la CDMX, desde el chiflido de la flauta del afilador hasta las grabaciones como la de los “tamales oaxaqueños calientitos”. Esta es una pequeña crónica sobre la historia del estruendoso carrito de los camotes, al que todos alguna vez hemos escuchado.
De hecho, al carrito de los camotes con su chimenea, sus aromas dulces y sus típicos silbidos, lo podemos encontrar prácticamente por gran parte de los distintos pueblos y ciudades del país. El camotero ya es un personaje más que adorna las esquinas para ofrecerle a la gente un postre rico y ancestral que sigue muy vigente en nuestros días.
Tradiciones no nos faltan. De vez en cuando, nos da curiosidad o se nos antoja lo que vende ese señor con su característico carrito redondeado que va soltando humo por todas partes. Y como a la señora de los tamales o al señor de los esquites y los elotes, a cada uno de nuestros camoteros no les hace falta la clientela.
La tradición del carrito de los camotes
Por ahí de las seis de la tarde, cuando el sol empieza a esconderse, se pueden escuchar los primeros chiflidos que indican que los camotes junto con los plátanos fritos se están cocinando en el carrito camotero que recorre los diferentes barrios de la ciudad. Como bien podemos imaginar, esta tradición tiene décadas y décadas.
Así es, el oficio pasa de generación en generación y por lo general mantiene a los camoteros ocupados durante todo el día, desde que se levantan en la madrugada para ir a surtirse a la central de abastos, cuando preparan y cocen los camotes durante el día y cuando alistan el carrito y salen a vender al atardecer.
Los camotes, tal y como son preparados en el carrito camotero, son un platillo mestizo que igualmente ha sido disfrutado por varias generaciones, aunque tristemente cada vez se hace menos común.
Es difícil encontrar la fecha exacta en que estos carritos de aluminio comenzaron a circular por las calles, pero es seguro que llegaron con la modernidad del siglo XX.
El camote y sus cualidades
El camote es un tubérculo que posee propiedades naturales benéficas para la salud. Según algunos estudios, su consumo ayuda a combatir el estrés, las enfermedades cardiacas y hasta el cáncer. Es rico en vitaminas A, B y C y también ayuda en los padecimientos de enfermedades oculares y es bueno para controlar la diabetes.
Y el camote que podemos probar en estos puestos ambulantes se cocina a la leña directamente en el carrito y puede ir acompañado de miel, leche condensada, mermelada o jarabe de piloncillo, y no pueden faltar los plátanos fritos y de vez en cuando los nopales asados.
El carrito lleva todo lo necesario y conforme los camotes quedan listos, el camotero hace sonar su estruendoso pitido que llama a los comensales gracias al vapor que genera su cocina móvil.
Este rico postre es toda una tradición mexicana. El camote (del náhuatl camohtli) es originario de Centro y Sudamérica y al ser un tubérculo se puede decir que es una papa dulce. También puede ser preparado en gelatinas, helados, pasteles, flanes o pudines. Hay muchas variedades de camotes según su color: naranja, amarillo, blanco, morado, rosa y rojizo.
El pueblo camotero del Estado de México
Michoacán es el mayor productor de camote en nuestro país. Aunque existe un pueblo en el Estado de México que tiene una gran tradición camotera. Se trata de San Lorenzo Malacota y según dicen, ahí nació la costumbre del camotero y su carrito. De hecho, la mayoría de sus habitantes se dediquan al oficio de preparar y ofrecer la famosa patata en dulce.
La vida en este pueblo gira alrededor de este rico tubérculo. Y es cada 13 de agosto, día de la fiesta patronal, en el que desde hace muchos años se celebra una misa para darle la bendición a los carritos de camotes que hacen procesión hasta el patio de la iglesia.
Esta fiesta se ha hecho más grande y en agosto pasado celebraron ya su 6a Feria del Camote con presentaciones musicales y de danza, venta de artesanías y lo mejor que cualquier carrito de camotes con su estruendoso sonido puede ofrecernos.
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