
El piloto regiomontano Patricio O’Ward protagoniza una auténtica fiesta con la afición en la explanada de la Plaza Parque Toreo de la CDMX, previo al Gran Premio de la Ciudad de México 2025 (GP CDMX 2025). Centenares de aficionados se reunieron desde temprano para darle la bienvenida, vestidos del característico color papaya de su escudería y con camisetas con el número 5, demostrando que el entusiasmo por el mexicano está al máximo. Su participación como piloto de reserva de McLaren F1 Team y su presencia en la sesión de entrenamientos libres elevan aún más la emoción entre sus seguidores.
Un recibimiento de piel de gallina
Desde las primeras horas, la explanada estaba ambientada con pancartas, caretas con su rostro y gritos de “¡Pato, Pato, Pato!”. Algunos seguidores esperaron hasta cinco horas para verlo de cerca y conseguir un autógrafo o una selfie. En ese ambiente de emoción colectiva, el piloto respondió con entrega: firmó camisas, lanzó su camiseta al público y posó para fotos, generando momentos virales en redes sociales. Este tipo de interacción confirma que su presencia no es solo deportiva sino también emocional para la afición mexicana.
Brillo en lo deportivo y en lo simbólico
La presencia de O’Ward no solo es un acto de carisma: estará al volante del monoplaza de Norris o Piastri durante la primera práctica libre del evento, programada para el viernes 24 de octubre de 2025 en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Aunque no disputará la carrera principal, su participación en FP1 representa una plataforma extraordinaria para mostrar su talento ante miles de compatriotas, así como trabajar de cerca con un equipo de primer nivel en la máxima categoría.
Realidad crítica: ¿y el asiento titular?
Aunque la euforia es evidente, la realidad es que O’Ward aún no tiene un lugar permanente como piloto titular en Fórmula 1. Su rol actual en McLaren es el de piloto reserva, y aunque ha tenido oportunidades relevantes, lograr un asiento fijo es un camino complicado y con muchos aspirantes.Es aquí donde se hace relevante observar que su participación en México, además de un regalo para la afición, funciona como vitrina para demostrar capacidad y ganar visibilidad para futuras oportunidades.
Además del protagonismo de O’Ward, vale destacar que el Gran Premio de la Ciudad de México es un evento con un impacto considerable en lo económico y cultural. Según datos recientes, la carrera ha generado miles de empleos, altos niveles de ocupación hotelera y se extendió hasta 2028 gracias a su éxito. La presencia de un piloto mexicano en la pista refuerza ese vínculo entre la afición local, el espectáculo deportivo y la economía del evento, además de brindar valor simbólico al automovilismo nacional.