
La exintegrante de 2NE1, Park Bom, ha sacudido la industria del K-pop tras revelar los supuestos abusos y maltratos que vivió bajo la gestión del ex CEO de YG Entertainment, Yang Hyun-suk. La artista presentó una demanda en su contra, exigiendo los pagos que nunca recibió durante los años en los que trabajó como idol en la compañía, uno de los casos más delicados que se han destapado dentro del entretenimiento surcoreano.De acuerdo con publicaciones hechas recientemente por la cantante —que más tarde fueron eliminadas—, Bom contó que el staff de YG la humillaba constantemente, refiriéndose a su aspecto físico con comentarios crueles, al punto de decirle que “tenía cara de retrasada”.
También confesó que se burlaban de ella por haberse operado, asegurando que la usaban como “ejemplo” de cómo lucía una persona con cirugía, cuando en realidad, según la propia Bom, ella misma pagó todos sus procedimientos estéticos.
“Me tenían encerrada escribiendo canciones que nunca vieron la luz”

En los textos compartidos, Park Bom narró que fue obligada a permanecer encerrada en las instalaciones de la agencia durante largas temporadas, componiendo canciones que nunca fueron publicadas, y sin recibir ningún tipo de remuneración por ello. Aseguró además que la empresa llegó a burlarse incluso de su familia, tirando de “pobres” y “desagradables”, una situación que ella describió como profundamente humillante y traumática.
Estas declaraciones han generado una enorme polémica entre los fanáticos del K-pop, pues reabren el debate sobre las condiciones laborales abusivas a las que son sometidos muchos idols dentro de las grandes compañías. YG Entertainment, una de las agencias más poderosas de Corea del Sur, ha enfrentado en el pasado acusaciones similares por parte de otros artistas y exempleados.
La salud mental de Park Bom y el silencio de la industria
Tras la controversia, la nueva empresa que representa a Park Bom emitió un comunicado informando que la cantante está recibiendo ayuda psicológica. Sin embargo, muchos seguidores criticaron la respuesta institucional, señalando que los medios tienden a minimizar las denuncias de mujeres llamándolas “locas” o “histéricas” cuando deciden hablar.La situación de Bom pone nuevamente en la mesa la falta de empatía y apoyo hacia las mujeres en la industria del entretenimiento, donde las denuncias de maltrato suelen ser desestimadas o silenciadas. Su caso no solo refleja una lucha por justicia económica, sino también por dignidad y reparación emocional, después de años de supuesta manipulación, aislamiento y humillación.






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