CIUDAD DE MÉXICO.— Las desapariciones en Ciudad de México ya no se pueden ocultar, asegura Jacqueline Palmeros, madre buscadora que este 10 de mayo, dice, “no hay nada que festejar”.
Ella, como cientos de madres reunidas en colectivos, busca a su hija Jael Monserrat, vista por última vez en la alcaldía Iztapalapa en plena pandemia de Covid-19.
“En Ciudad de México, a pesar de que querían ocultar esta situación, pues ya no se puede, los colectivos en la ciudad cada vez más van en aumento”, afirma.
Para Jacqui, como le dicen sus compañeras, este 10 de mayo no se debe festejar, pues hay muchas familias que han sufrido la falta de protocolos de búsqueda y recibido un “no rotundo” de las autoridades, lo que las ha llevado a transformarse de madre a investigadoras, peritos, sicólogas, defensoras de derechos humanos, rastreadora, arqueóloga forense.
Este viernes las madres participarán en la Marcha de la Dignidad, comenta Jacqueline, porque van a salir a gritar por sus hijos.
“Hay madres que tuvieron que dejar una sartén por una pala, su trabajo en un escritorio por un pico. Cuando desaparece una persona, pues no sólo es una persona, desaparece toda la familia”.
De madre a buscadora
Fue el 24 de julio de 2020 cuando su hija Jael Monserrat, recepcionista en un call center, desapareció cuando acudió a la plaza comercial La Viga.
Jael fue en 2020 levantada por dos personas, Miguel N, alias El Mike, y Adriana N, “China Bronca”, quienes la subieron a un vehículo y no se supo más de su paradero. Estas personas, hoy en prisión, no han aportado datos que den con el paradero de la joven.
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