El papa Francisco consideró “fundamental” que el sistema penitenciario ofrezca a los presos “espacios de crecimiento“, durante su visita a las reclusas de la cárcel femenina de Venecia, que acoge el pabellón de la Santa Sede de la Bienal de Arte.
“La prisión es una realidad duda, los problemas de hacinamiento, la falta de infraestructuras y recursos y los casos de violencia, que causan tanto sufrimiento”, lamentó el pontífice argentino.
Y agregó: “Pero también puede convertirse en un lugar de renacimiento moral y material, donde la dignidad de mujeres y hombres no es aislada, sino impulsada a través del respeto recíproco o el cuidado de talentos y capacidades“.
Francisco pronunció estas palabras en el patio central de la cárcel femenina de la isla veneciana de la Giudecca, donde la Santa Sede este año ha creado su pabellón para la 60ª Bienal de Venecia.
El espacio expositivo, en el que han colaborado las reclusas, se titula “Con sus ojos” y, a través de obras de artistas como Maurizio Cattelan, Claure Fontaine o Bintou Dembélé, reflexiona sobre el dolor y el estigma de esas mujeres dentro y fuera del penal.
Francisco, primer pontífice en visitar la Bienal, que convierte en un museo a la ya de por sí monumental Ciudad de los Canales, recordó a las presas que “nadie puede quitar la dignidad a una persona”, suscitando su aplauso.
En su opinión, reivindicó, “es fundamental que también el sistema penitenciario ofrezca a los detenidos y detenidas instrumentos y espacios de crecimiento humano, espiritual, cultural y profesional, creando las bases para sus reinserción”.
“¡No aíslen la dignidad, den nuevas posibilidades!”, exclamó.
Después, tras escuchar los testimonios de algunas presas y bendecirlas, el papa acudió a la capilla del penal, la iglesia de la Magdalena, que acoge una de las instalaciones del pabellón y donde le esperaban los artistas que han trabajado en su creación.
“Desde aquí querría mandar a todos este mensaje: el mundo necesita artistas”, reclamó a su llegada.
El pontífice ensalzó el papel del arte en la lucha contra el racismo o las desigualdades pero también avisó del riesgo de su “vampirización” por parte del mercado.
“Sería importante si las varias prácticas artísticas pudieran constituirse en todos los lados como una especie de red de ‘ciudades refugios’, colaborando a liberar el mundo de antinomias insensatas y tratando de acabar con el racismo, la xenofobia, la desigualdad, el desequilibrio ecológico y la aporofobia, un terrible neologismo que significa ‘fobia a los pobres’”, lamentó el papa.
Los artistas, dijo, “están en el mundo pero están llamados a ir más allá” y aseguró que actualmente “es más urgente que nunca saber distinguir el arte del mercado”.
“Claro, el mercado promueve y canoniza, pero siempre existe el riesgo de que ‘vampirice’ la creatividad, robe la inocencia y, al final, influya fríamente en ello”, advirtió.
Asimismo Francisco pidió “con todo el corazón” que el arte contemporánea “pueda abrir nuestra mirada” y “valorar adecuadamente la contribución de las mujeres como protagonistas de la aventura humana”, citando como ejemplos a Frida Khalo, Corita Kent o Louise Bourgeois.
Con información de EFE
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